Relación entre hermanos: entre el amor y los celos

Es clave arbitrar emociones contradictorias, dado que a la par de afecto hay rivalidad.

Las relaciones humanas son siempre complejas, lo cual incluye la relación entre hermanos.  La primera forma de socializar ocurre en el núcleo familiar durante los primeros años de la vida y tendrá una importante influencia en la manera en la que diseñan las relaciones futuras con otras personas.

Aunque resulta clave desde el nacimiento en adelante, los vínculos con los padres resultan una importante relación primaria existente y puede marcar las características posteriores de personalidad de un hijo como en la relación con su o sus hermanos.

Los padres actúan como un espejo en el cual se miran los hijos y aprenden como son, y los hermanos también pueden funcionar como otro espejo.

Cuando un niño llega a una familia, arriba con su propio temperamento de base pero, también, con una mochila cargada de expectativas, ilusiones, sueños y temores de sus padres.

Los primogénitos suelen recibir todas esas expectativas con padres que suelen dedicar todos sus esfuerzos para que ese niño sea lo más parecido posible al ideal de perfección, felicidad o lo que sea que deseen.

Por tal razón, los hermanos mayores suelen sentirse más responsables de no defraudar las expectativas de los padres.

El segundo hijo, en cambio, suele recibir la carga ya más aligerada, a menos que el primero no haya conseguido ser lo que esperaban que fuera.

¿Por qué es importante la relación con un hermano?

Una de las razones es que es fuente de seguridad mutua, de afecto bidireccional y también el primer vínculo de igual a igual que se tiene en la vida.

Otra es que inicia un entrenamiento para relacionarse con otras personas en igualdad de condiciones y que puede resultar un conveniente trampolín para hacer futuras amistades o aprender a resolver conflictos con amigos, compañeros o pareja.

Para que exista una buena relación entre hermanos es imprescindible saber maniobrar con emociones contradictorias, dado que a la par que existe afecto, cercanía y complicidad hay que instruirse en sobrellevar los celos, los enojos y las rivalidades.

Los hermanos mayores suelen sentirse más responsables de no defraudar las expectativas de los padres. El segundo hijo, en cambio, suele recibir la carga ya más aligerada.

Norberto Abdala, médico psiquiatra

Inevitablemente, los hermanos están programados para ser adversarios y competir por uno de los recursos más cruciales de la vida como es ganar la atención de los padres.

En general, suele haber un hijo preferido y cuando ese favoritismo es evidente o se interpreta como tal, los hermanos son más propensos a distanciarse.

Es decir que si los padres muestran más amor, comprensión o favores hacia uno de los hijos pueden provocar –sin quererlo– profundas heridas emocionales en el otro hermano, que crecerá con un vacío muy difícil de llenar.

Y que en el futuro pueden resultar semillas de depresiónbaja autoestima, fracasos, entre otros.

Es por eso que las peleas entre hermanos son un clásico con el que la familia tiene que lidiar a diario y los hermanos también, aunque para muchos la lucha se diluye a medida que se vuelven adultos.

Para otros lamentablemente, no.

Fuente: https://www.clarin.com/viva/relacion-hermanos-maniobrar-amor-celos_0_FSubYE9NlG.html