Cuando hablar mucho genera rechazo e impide la comunicación

Cómo actuar frente a personas que hablan en exceso y escuchan poco a los demás.

Poco a poco, aspectos de la vida que conocíamos antes de que la pandemia arrasara con la vieja normalidad empiezan a volver. Los encuentros sociales están permitidos, los estudiantes regresaron a las aulas y muchos trabajadores combinan virtualidad con presencialidad. Familiares, amigos, compañeros se frecuentan nuevamente cara a cara y se ponen al día en diálogos de ida y vuelta.

Pero hay personas que se comunican en un único sentido (de ida y no de vuelta) y en exceso: las verborrágicas, que suelen hablar mucho y a menudo de sí mismas, y generan incomodidad en sus interlocutores.

«La palabra es una importante herramienta de comunicación, aunque para muchas personas se convierte en todo lo contrario, una limitación para comunicarse, el exceso de palabras se transforma en la imposibilidad de establecer una buena comunicación con los otros», explica el psicólogo Flavio Calvo.

Perfil del verborrágico

El terapeuta sostiene que estas personas, al principio, suelen parecer agradables y simpáticas, pero pasado un tiempo «su discurso se va tornando agotador, al estar con ellos no se puede ‘meter bocado’ y lo que parecía que podía ser una charla interesante se convierte en un monólogo intolerable«. Todavía más si se trata de un reencuentro luego de meses de no verse por la pandemia.

Y caracteriza: «Se puede definir la verborrea como una alteración cuantitativa en el flujo del lenguaje, cuando sucede hay un aumento en la velocidad y una arborización del discurso, hay poca prolijidad en lo que se está expresando y pocas posibilidades de ser interrumpido. Es muy difícil poder brindarle feedback a una persona verborrágica ya que no es lo mismo hablar que comunicar ideas correctamente».

Calvo señala que son personas que sienten una necesidad imperiosa de hablar. «Muchas veces puede ser por un estado de excitación creciente, en algunos casos puede ser síntoma de algún tipo de trastorno, y en otros, suele ser algo que sucede con personas egocéntricas que solo le interesa hablar de sí mismas».

Una buena conversación debe contemplar un ida y vuelta. Foto Shutterstock.

Una buena conversación debe contemplar un ida y vuelta.

No todo es patológico

Calvo aclara que todas las personas pueden hablar más de la cuenta en diferentes ocasiones y que eso no implica un rasgo problemático. En cambio, «la verborrea se encuentra, muchas veces, en el límite de lo patológico, inclusive se puede considerar, en algunos casos, como tal. Se trata de un síntoma que demuestra la imposibilidad para establecer una adecuada comunicación con los otros».

Otra condición que destaca de la verborrea es que la línea de la conversación es repentina, puede cambiar constantemente y estar repleta de términos no vinculados a aquello de lo que se está hablando.

«La persona habla continuamente, cambia la temática con tal de poder continuar diciendo algo. Se convierte en un monólogo muy expresivo, a pesar de estar carente, en muchas oportunidades, de sentido alguno», dice.

Y añade que generalmente el tema de conversación de las personas verborrágicas suelen ser ellas mismas.

«Hablan de sus aventuras y desventuras. El tema central de su discurso es su propio yo. Se torna difícil conversar con alguien de estas características, que suele escoger como partenaire de su ‘conversación’ a personas calladas o tímidas, que prefieren escuchar o que y tal vez por timidez no encuentran otra opción».

Más que dialogar, monologan. Foto Shutterstock.

Más que dialogar, monologan.

Cómo actuar

Frente a una persona de estas características, Calvo aconseja:

✔En primer lugar, definir qué tipo de vínculo se tiene y cuanto se conoce a esa persona, eso ayudará a saber si esa conversación verborrágica es su estilo de comunicación constante o solo un estado momentáneo debido tal vez a alguna circunstancia ansiógena o estresante.

Todos hablamos demasiado frente a algún evento importante, y en ese caso es positivo tenerle paciencia a esa persona y permitirle ese espacio de expresión.

✔Por otro lado, si esa verborragia es uno de los rasgos característicos de esta persona, que siempre realiza discursos largos y floridos centrados en si mismos, es sano y necesario poner un límite, y no ser parte de su juego psicológico.

✔Es sano y positivo decirle a una persona a quien hemos estado escuchando por más tiempo del que es conveniente, que lo lamentamos, pero tenemos cosas que hacer y necesitamos que continuar con la conversación más tarde.

Y si son el tipo de persona que vuelve después para continuar la conversación, podemos solo decir «no, lo siento, no puedo en este momento», ya que, tenemos derecho a resguardar nuestros propios límites, y salud mental.

✔Es importante tener en cuenta que muchas veces el silencio y la economía de palabras son mucho mejores comunicadores. Si tus palabras no pueden superar lo que dice el silencio, entonces es preferible guardarlas.

Fuente: https://www.clarin.com/buena-vida/-codos-hablar-genera-rechazo-impide-comunicacion_0_zZG2klWVQ.html