«Se murió por amor» o «crimen pasional», resabios de una justicia que aún causa dolor. A una década de la aprobación de la Ley 26.791, que incluye la figura conocida como «femicidio», aún existen casos en los que la justicia aplica condenas menores y sin perspectiva de género.

POR EMMANUEL DALBESSIO

Familiares de vctimas de femicidio coincidieron en el pedido de una Justicia con perspectiva de gnero y un rol activo del Estado en polticas de gnero Foto Diego Izquierdo

«Se murió por amor» Así, con esas cuatro palabras, una fiscal le respondió a la familia de Vanesa, una mujer embarazada de 8 meses que había sido prendida fuego por su pareja, padre de sus dos hijos, para graficar lo ocurrido en Rosario en 2010.

«Crimen pasional» Así fue denominado en 1985 el femicidio de Angélica, quien fue apuñalada en reiteradas oportunidades por su marido.

A una década de la aprobación de la Ley 26.791, que incluye en el artículo 80 del Código Penal de la Nación la figura conocida como «femicidio», aún existen casos en los que la justicia aplica condenas menores y sin perspectiva de género y decenas de familiares de mujeres asesinadas, como es el caso de Vanesa y de Angélica, persisten en su reclamo de modificaciones.

Flavia Marengo y Eva Domínguez, miembros de la organización «Atravesados por el Femicidio», son dos mujeres que desde hace décadas buscan justicia por su madre y cuñada, respectivamente, quienes fueron asesinadas por sus parejas y sufrieron la desidia de «una Justicia machista».

«La culpa de enamorarse de otra persona y de irse sin nada»

La historia de Flavia se remonta a 1985, cuando tenía tan solo nueve años y tuvo que entender que su padre había asesinado a su madre, llamada Angelica, de varias puñaladas.

«Crecimos con la versión de que la que tuvo la culpa era mi mamá», aseguró a Télam Flavia, quien fue criada junto a sus hermanos por sus abuelos maternos, uno de ellos militar, que le repetía que «ella (por Angelica) se lo buscó».

Flavia, en la actualidad docente de una escuela de la localidad bonaerense de San Martín y madre de tres hijos, señaló que realizó varios años de terapia y que hace una década se reencontró con su padre, de nombre Osvaldo Marengo, a quien aún no perdonó.

«Mi mamá no tenía a quien recurrir porque quería estar con otro hombre. Mi padre no lo soportó y la asesinó. El patriarcado le impuso eso, la culpa de enamorarse de otra persona y de irse sin nada», sostuvo.

El asesino de Angelica estuvo solo siete años en prisión y la justicia consideró que la motivación, y hasta la justificación, del asesinato se debió a cuestiones «pasionales».

«Cuando estaba preso lo iba a visitar. Era muy traumatizante ir a un penal. No hablábamos del tema, era como que estaba implícito lo que había hecho. En la escuela teníamos vergüenza porque mi papá mató a mi mamá», recordó la mujer.

La lectura que hace Flavia en el tiempo transcurrido, según sus palabras, es que su madre «prefirió estar muerta a quedarse con la persona que no amaba».

Al respecto de la relación que volvió a tener con su padre, la docente señaló que un día le pidió que le relatara lo sucedido, que fue allí cuando se enteró, por las propias palabras de su padre, lo que había sucedido con su madre.

«Hoy en día mi papá no nombra a mi mamá. Le dice ´la que te dije´, cuando quiere referirse a ella o ´yo la quería´, cuando vea alguna foto», sostuvo.

Y añadió: «No lo perdone, fue el destino de ellos. Nunca lo voy a perdonar, pero no tengo el sentimiento de odio porque me hace mal a mí. Tuve distintas etapas de bronca, enojo, dolor, pero con los años vas entendiendo que la vida sigue y lo vas transitando».

«Que murió por amor, que si era víctima por qué no había denunciado antes»

Otra historia similar es la de Eva Domínguez, cuñada de Vanesa Soledad Celma, cuyo caso se remonta a junio de 2010, cuando Omar Díaz, su pareja y padre de sus hijos la prendió fuego en la habitación que compartían en una vivienda de Rosario, en Santa Fe.

Vanesa, que sufrió quemaduras en el 35 por ciento de su cuerpo, estaba embarazada de ocho meses, por lo que los médicos tuvieron que realizarle una cesárea de urgencia para salvar a la bebé.

El expediente -al que tuvo acceso Télam-, a cargo de la fiscal Lucía Araoz, de la Fiscalía N° 1 de Rosario, fue caratulado e investigado como un «Incendio», por lo que nunca Díaz fue ni siquiera imputado por la muerte de Celma, ocurrida cuatro meses después del hecho.

«Ella estaba en la pieza, discutieron y la prendió fuego. La mayor cantidad de quemaduras fueron en el rostro», detalló Domínguez, quien indicó que la fiscal argumentó que no tenía pruebas contundentes para imputar a Díaz, quien hoy es árbitro de una liga de fútbol rosarina.

«La fiscal dijo que el testimonio de una enfermera no era una prueba. Aquellas noches, (Vanesa), bajo los efectos de los sedantes, le contaba que le pegaba, que la hizo abortar, entre otras cosas. La fiscal nos culpaba a mí y a la madre (que murió a los 7 meses después que Vanesa) de que ella estaba loca, que si era víctima de violencia de género por qué no había denunciado antes», expresó.

Luego de intentar apelar en otras instancias, el caso fue cerrado en 2016, luego que la fiscal Araoz les dijo a la familia que Vanesa «se murió por amor».

«Con esa frase, después de 7 años de luchar por cambiar el nombre de la carátula, hoy la causa está siendo investigada como «averiguación de causales de muerte» y no como un incendio», celebró Domínguez.

En diciembre de 2019, la familia de Celma logró que el caso llegara a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde aún se encuentra en una etapa de diálogo, ya que también se comprobó que la Policía santafesina ocultó pruebas relacionadas a la muerte de la mujer.

«Este caso tiene el trabajo de la Policía mal hecho y la falta de perspectiva de género. Vanesa no se murió por amor, se murió por el 35 por ciento del cuerpo quemado y la Justicia no investigó quién lo hizo», enfatizó la mujer.

No hay presupuesto para nosotros La poltica no tiene una perspectiva de gnero sentenci Eva Domnguez Foto Archivo Tlam

A días de una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, ambas mujeres coincidieron en el pedido de una Justicia con perspectiva de género y un rol activo del Estado en políticas de género.

«No hay presupuesto para nosotros. La política no tiene una perspectiva de género. Para la Ley Brisa hay que atravesar mucha burocracia para tener una ayuda económica y se hace muy difícil para las familias criar hijos huérfanos», sostuvo Domínguez.

Y agregó: «Que se considere un femicidio es un avance. Pero a veces el fiscal no tiene perspectiva de género y ahí se corre el riesgo de que (a la causa) la caratulen como homicidio. En los medios de comunicación también hubo un cambio, porque antes se les decía ‘crimen pasional'».

Por su parte, Marengo sostuvo que el 8M «es un día especial para que los actores (Estado y Justicia) hagan lo que tengan que hacer».

«Hay una cultura machista que hay que desterrar», concluyó.

UNA ORGANIZACIÓN FUEGUINA PROMUEVE LA INCLUSIÓN LABORAL DE VÍCTIMAS DE VIOLENCIA

Por Gabriel Ramonet




Un grupo de mujeres víctimas de violencia de género en Tierra del Fuego fabrica artículos de madera y se capacita en mantenimiento de maquinarias, seguridad y comercialización en redes sociales, como parte de un emprendimiento de una organización social con apoyo del Ministerio nacional de Mujeres, Géneros y Diversidad para lograr la reinserción laboral e independencia económica de las destinatarias del proyecto.

La iniciativa se denomina Transformándonos y está a cargo de Géneros y disidencias fueguines, una entidad en formación que funciona en la ciudad fueguina de Río Grande.

«Con el financiamiento del programa nacional Producir pudimos comprar las maquinarias y montar una carpintería destinada a mujeres y otras diversidades sexuales que hayan sido víctimas de violencia de género», explicó Norma Itamar, referente del proyecto, en diálogo con Télam.

Según la dirigente social, la idea es que estas personas en situación de vulnerabilidad puedan capacitarse y reinsertarse en el campo laboral.

En la carpintería, las mujeres aprenden a fabricar diferentes artículos de madera como repisas, organizadores, percheros, esquineros y hasta juegos para niños asesorados por una psicopedagoga que colabora con la asociación.

«Al final de la capacitación, cada persona tiene que haber elaborado diez artículos destinados a la venta. Después, si le surgen más trabajos o le encargan más artículos, pueden seguir utilizando la carpintería que está a disposición de ellas», contó Itamar.

Además, la materia prima que utilizan es madera reciclada que obtienen de muebles en desuso donados por la gente, recortes cedidos por otras carpinterías y pallets que les suministran empresas de la ciudad, en especial una llamada «El Dorado» dedicada al rubro de la construcción.

«Lo único que compramos son placas de fibrofácil, un material muy manejable y muy apto para los productos que fabrican las mujeres», mencionó la referente de la iniciativa.

El espacio físico disponible permite a la entidad albergar a un máximo de 9 mujeres, aunque la asociación logró ampliar la oferta de capacitación.

Además de los trabajos en madera, las personas también pueden adquirir conocimientos sobre mantenimiento de maquinarias, seguridad industrial y hasta en manejo de redes sociales y modelos de comercialización a través de un experto que colabora ad honorem con la organización.

De acuerdo a datos proporcionados por la cartera que encabeza Elizabeth Gómez Alcorta, el proyecto Transformándonos se encuentra en su cuarta etapa de desarrollo.

«Ya compraron la mayoría de los bienes de capital y herramientas necesarias. Iniciaron capacitaciones e incluso ampliaron la propuesta formativa con capacitación de seguridad en el trabajo, manejo de herramientas, y diseño de muebles y elementos», informaron desde el ministerio nacional.

Géneros y disidencias fueguines nació como una organización solidaria, colaborando con comedores barriales y ayudando a vecinos en situación de vulnerabilidad.

«En Pascuas, por ejemplo, distribuimos huevos de chocolate en los comedores, y en fiestas patrias elaboramos escarapelas de porcelana fría para repartir en la calle. Hacía tiempo que teníamos este nuevo proyecto», afirmó Itamar.

La dirigente destacó el trabajo de la coordinadora Julieta Bonilla, de la referente del Ministerio de Mujeres en Patagonia, Serena Morales y de Wendy Rivero, referente y representante legal de «Transformándonos».

«Entre todos pudimos cumplir este sueño de ayudar a mujeres en riesgo y posibilitar una salida laboral y una chance de independencia económica después del calvario que cada una atravesó», concluyó.

Fuente: Télam