Miden la eficacia protectora de las telas en los barbijos

Desde los primeros meses del año el crecimiento vertiginoso de la pandemia en todo el mundo obligó a “quemar los papeles” e improvisar respuestas. Un ejemplo típico de ese fenómeno fue la escasez o falta de insumos médicos esenciales para la protección de los profesionales de salud. De hecho, en muchos casos se recurrió a, por ejemplo, reciclar insumos descartables, como las mascarillas quirúrgicas. O a comprar partidas de barbijos y camisolines de proveedores desconocidos en este mercado.

Para poder determinar si esa reutilización o si las telas y confecciones sin antecedentes de calidad eran realmente seguras, un equipo de profesionales del Laboratorio del Departamento de Seguridad Nuclear de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en Bariloche puso a punto equipamiento y procesos especiales para poder estudiar y estimar la verdadera capacidad de filtrado que ofrecen estos elementos de seguridad. Y así poder generar indicaciones sobre si siguen siendo efectivos aunque hayan atravesado procesos no contemplados en su diseño original. “Sabemos que el SARS-CoV-2 tiene una muy alta contagiosidad y se transmite por medio de microgotas que se expulsan al toser o al hablar.

Una de las maneras de protegernos es usar barbijos o tapa nariz-bocas que frenen esas gotículas”, dijo a el ingeniero nuclear Marcelo Giménez, profesor en el Instituto Balseiro. Y este profesional que dirige el Departamento de Seguridad Nuclear de la CNEA agregó: “lo que hicimos fue poner a punto un sistema para medir en forma detallada la cantidad de partículas aerosolizadas y usarlas para analizar la eficiencia de los barbijos N95, los “quirúrgicos” (formato rectangular) y de las telas usadas para fabricar tapa nariz-bocas y camisolines”.

Esto se volvió especialmente importante porque para poder contar con insumos protectivos en muchas clínicas y sanatorios debieron descontaminarlos de posibles virus, sometiéndolos a luz ultravioleta o esterilizarlos por medio de hornos de calor a unos 80° por varios minutos. “Pero estos barbijos y telas fueron diseñados como “descartables”. O sea que no sabemos si ese “reciclado” no produce también una degradación de su capacidad de filtrado que los inutiliza”, detalló.

Para probarlos usaron equipamientos con sensores laser capaces de contar partículas artificiales, de polietileno, de diámetros de entre 0,5 y 6 micrones cada una y que son similares a las que expulsan las personas al respirar o toser y que podrían transmitir el coronavirus si otra persona las “respira”.

“Para medir la capacidad de filtrado de las mascarillas recicladas generamos una corriente de aire que transporta más de 50 mil partículas plásticas, de diámetro conocido, durante unos minutos, mediciones que se repiten para velocidades de 4 y 10 centímetros por segundo. Ese flujo incide en el barbijo que queremos probar y, usando sensores laser, medimos cuántas partículas llegan y cuantas traspasan el barbijo ensayado. Con eso determinamos su capacidad de retención aun después de haber sido sometidos a procesos de descontaminación”.

También analizaron insumos nuevos para verificar que realmente tuvieran la capacidad que aseguran de fábrica. Hasta ahora llevan analizados cerca de cincuenta mascarillas de diversas marcas y tipos de telas usadas en camisolines y elementos de protección, de diferentes marcas y orígenes.

El proyecto, en el cual también trabajan Marcelo Caputo y Adriana Martins, acaba de recibir un subsidio de $ 800 mil de la provincia de Rio Negr aportados por el MINCyT, a través del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECyT), en el marco del Programa de Articulación y Fortalecimiento de las capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19.  Y la idea apuesta a expandirse: “vamos a tratar de medir el nivel de “respirabilidad” de estas telas calculando la diferencia de presión que existe entre ambas caras.

Que sean respirables es esencial para que los profesionales de salud y público en general en el caso de tapa nariz-boca, puedan estar protegidos pero con insumos que garanticen su comodidad de uso durante las largas jornadas laborales”. 

Fuente: https://www.perfil.com/noticias/coronavirus/cientificos-nucleares-miden-la-eficacia-protectora-de-las-telas-en-los-barbijos.phtml