Baradero: río, historia y naturaleza

Santiago del Baradero, ubicada en la provincia de Buenos Aires, y cabecera del partido homónimo, es una propuesta para visitar y disfrutar los días de sol y frío del invierno.

La ciudad que se ubica a unos 150 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, se caracteriza por muelles pintorescos, costera y calles que conectan el centro urbano con el curso de agua y contiene una historia profunda de pueblos originarios e inmigrantes europeos que se expresa en diferentes espacios.

Se fundó el 25 de julio de 1615 y es el poblado más antiguo de la provincia de Buenos Aires, tomó su nombre de la poca profundidad del lecho del Paraná de las Palmas que en algunos sectores hacía varar a las embarcaciones.

«Es un destino perfecto para descansar, relajarse, disfrutar de la naturaleza y de caminatas respirando aire puro. Todo acompañado de un muy buen servicio de hotelería céntrica y cabañas en las zonas rurales», afirmó Pablo Georgetti, director de Turismo local.

El río Baradero es un brazo del Delta del Paraná que nace en el puerto de San Pedro, partido vecino, desemboca en el Paraná de las Palmas, recorre una distancia de 46 kilómetros y su profundidad mínima se registra a pocos metros del balneario municipal.

Sus aguas son perfectas para el esquí acuático, jet esquí, remo, vela y motonáutica. Quiénes disfrutan de la pesca podrán capturar patí, surubí, boga, dorado, bagre blanco, armado, carpa, tararira y mojarrita.

El puerto en el siglo pasado fue epicentro de la actividad comercial y ,durante muchos años, los barcos fueron el principal medio de transporte para transportar la producción de la región.

En 1923 se inauguró el embarcadero proyectado por el ingeniero local José Maximiano Barbich. Actualmente, el puerto lleva el nombre de su creador y los edificios conservan su estilo arquitectónico.

Donde era la antigua aduana funciona el centro de información turística y en los galpones reciclados se llevan adelante actividades deportivas, exposiciones y ferias.

Según precisó la subsecretaría de Turismo de la provincia de Buenos Aires, los fines de semana, turistas y vecinos recorren el paseo de las artesanías y, las infancias.

Sobre las barrancas de la ciudad, mirando hacia el Río Baradero, se emplaza el Cristo de la Hermandad, una cruz de gran tamaño tallada a mano por el escultor Luis Javín Sissara, en un eucalipto colorado.

La obra es una de las treinta y seis esculturas que integran «Cadena de Hermandad», una serie que el artista realizó en diferentes provincias y aspira a culminar en las Islas Malvinas.

El trazado urbano de Baradero enamora a los y las visitantes con sus calles en zigzag que descienden hacia a la costanera, la belleza de sus parques y plazas, las historias y la arquitectura.

Creado en 1905, el Parque Sarmiento, también llamado Paseo Botánico, tiene el sello de Carlos Thays, paisajista de nivel internacional, quien optó por un diseño con gran variedad de árboles con una tonalidad distinta durante cada época del año, y cuya disposición acompaña las pendientes y ondulaciones del terreno.

Dentro del predio, en 1951, se inauguró la Plazoleta de la Agricultura para rememorar la llegada de los primeros colonos suizos al país.

En el corazón del casco histórico se encuentra la plaza Mitre, donde en 1911 se erigió la Pirámide de Mayo con un cóndor de bronce que homenajea al Ejército de los Andes comandado por el General San Martín.

También se levanta el monumento al libertador de América y un retoño del pino del Convento de San Carlos, sitio donde dictaba los partes de la batalla de San Lorenzo.

Otros de los imperdibles del pago es la Iglesia Santiago Apóstol, surgida en 1615 como un rancho de adobe con techo de paja.

La localidad también propone visitas a la plaza Colón y al Anfiteatro Municipal.

Por su cercanía con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la capital bonaerense, Baradero es ideal para una estadía de fin de semana, o ir y volver en el día, y descubrir los atractivos otoñales a orillas del Paraná.

Fuente: Télam