Además de poner a punto todo el cuerpo, el baile es una actividad que favorece nuestra mente, no solo desde el punto de vista cognitivo sino también en lo emocional. Es la estrategia perfecta para ponerse en movimiento y estar de buen ánimo para transitar saludables este nuevo año de la pandemia.

Una de las actividades que también sufrió el impacto del covid fue bailar. Las milongas o lugares donde se practica danza fueron cerrados y los bailarines quedaron todos afuera tratando de conectar sus cuerpos con la música. Así nacieron las clases de baile por Zoom o vivos de Instagram. También hay grupos que se han atrevido a bailar en las plazas. Actualmente, ya es posible bailar en algún bar, pero siguen restringidos los boliches.

La cuestión es volver a bailar y sentir ese placer inigualable del movimiento. Porque la danza, ya sea recreacional o profesional, tiene muchísimos beneficios para la salud mental, física y emocional de las personas. En este segundo año de la pandemia, el baile puede ser un recurso más para tener en cuenta para transitar esta nueva normalidad y aprovechar todo lo que nos brinda.

10 Beneficios:

El baile es ejercicio, por lo que sus aportes físicos serán similares a los de otras actividades cardiovasculares.

1. Genera emociones positivas: produce acercamiento social, disminución de los procesos de ansiedad y angustia y estimulación cerebral a través de la música.

2. Tiene poder antiestrés: Bailar libera de tensiones emocionales o mentales, motivadas por preocupaciones o disgustos. Reduce el cortisol, que se dispara con el estrés y aumenta las endorfinas, la llamada hormona de la felicidad porque produce alegría y entusiasmo.

3. Mejora el funcionamiento del corazón: porque promueve la actividad física y combate los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares. Los estilos de baile con un ritmo acelerado y constante son excelentes para los entrenamientos cardiovasculares, ya que la frecuencia cardiaca se ve desafiada al ejecutar los diferentes movimientos.

4. Favorece la coordinación y la agilidad mental: bailar otorga equilibrio y sincronización de movimientos. Esto puede prevenir caídas en personas mayores. Además, de acuerdo con diversos estudios, un curso semestral de baile puede ayudar a mejorar la atención y la flexibilidad mental por el desafío que demanda seguir una coreografía. El rendimiento de la memoria aumenta, al mismo tiempo que el riesgo de demencia disminuye al bailar regularmente.

5. Efecto terapéutico: la música y la danza, si bien no constituyen por sí mismos medicamentos capaces de curar, cuando se combinan con otros métodos terapéuticos pueden llegar a ser poderosos agentes capaces de apoyar y acelerar el proceso de curación.

6. Abrazo calmante: la fusión en el abrazo de la pareja, como en el tango o la salsa, puede lograr una disminución del estrés mental. En el contacto físico, los bailarines pueden encontrarse con el otro, a la vez que ejercitan su cuerpo de manera integral y logran mejorar la mecánica de sus propios movimientos.

7. Beneficia la postura corporal: incrementa la movilidad general y ejercita las articulaciones. Tonifica los músculos de las piernas y los brazos. Muchas formas de baile, como los de salón, son apropiadas para personas con movilidad limitada o problemas de salud crónicos.

8. Colabora en el tratamiento de enfermedades tales como: Diabetes Hipertensión arterial Osteoporosis Obesidad Celulitis Artrosis Afecciones traumatológicas, neurológicas, cardiovasculares y muchas otras.

9. Mejora la circulación sanguínea: el movimiento colabora para disminuir la formación de coágulos dentro de las arterias, previniendo trombosis cerebrales e infartos.

10. Potencia la conciencia corporal: al bailar se estimulan las zonas cerebrales relacionadas con la propiocepción, que son las encargadas de reconocer a nuestro propio cuerpo. Todo esto favorece la conciencia corporal, la creatividad, la memoria, además los sentidos sensoriales se activan para recibir la información que viene del medio a través de la música e integrarla con nuestras respuestas musculares para realizar los movimientos.

En fin, bailar es un valioso recurso para todos los planos: físico, mental y emocional. Es bienestar asegurado, más allá de la coreografía.

Baile y estilos:

Tango: Los efectos terapéuticos del tango han sido estudiados en diversas partes del mundo. En 1999, la Fundación Favaloro realizó un relevamiento sobre 10 parejas, de 50 años promedio. El estudio reveló que bailar tango ayuda a disminuir la presión arterial y a prevenir la aparición de enfermedades cardíacas. Implica un ejercicio de leve a moderada intensidad durante cada pieza musical. De esta manera, mejora la eficiencia cardíaca. Asimismo, colabora en una buena circulación sanguínea, previniendo trombosis cerebrales e infartos.

Hip hop: es una forma de baile muy libre en la que se puede expresar la propia personalidad a través del cuerpo y el movimiento.

Danza libre: persigue la máxima liberación respecto de los patrones de movimiento convencionales para permitir nuevos movimientos espontáneos que vayan asociados a la expresión de emociones. Al movernos bajo un impulso emocional experimentamos una profunda sensación de libertad.

Zumba: es un baile y un tipo de entrenamiento físico que se inspira en los movimientos de varios estilos de danza latinoamericana. Se ha convertido en una forma de entrenamiento intenso y divertido.

Fuente: https://mia.perfil.com/noticias/salud/bailar-para-las-defensas-y-la-buena-onda.phtml