Muestra en el Malba sobre el teatro de revistas

Foto Estudio Luisita retrató a las vedettes icónicas desde los 60 a los 80, desde Moria Casán a Susana Giménez o las hermanas Pons.

“Estrellas de Buenos Aires” decía el calendario que Sol Miraglia encontró en 2009 en el centro técnico de cámaras fotográficas donde trabajaba, en Libertad y Corrientes. Eran unas cuantas fotos de vedettes, figuras del teatro de varieté, cancionistas, todos y todas cubiertos de un glamour desenfadado pero con levísimo gesto de discreción, propio de otra época.

Miraglia le preguntó a su jefa de qué se trataba ese calendario. “Son las fotos del Estudio Luisita”, le respondió. Sol contactó a la artífice de ese estudio, Luisa Escarria, que vivía en un departamento pequeño de la calle Corrientes con sus hermanas y sus perritas y sus canarios.

Cuando fue de visita por primera vez, vio en la entrada del living algunas fotos de caras conocidas, que Sol no podía identificar del todo, guardianas silenciosas de un archivo secreto al que esta joven fotógrafa accedería solo con el tiempo.Nélida Lobato, 1972. En la muestra de Foto Estudio Luisita. Foto Prensa

Nélida Lobato, 1972. En la muestra de Foto Estudio Luisita. Foto Prensa

En ese archivo se encontraría con retratos tempranos de Moria CasánSusana Giménez, las hermanas Mimí y Norma Pons, Amelita Vargas o Nélida Lobato como parte de una constelación inesperada de negativos que por décadas durmieron en cajas de cartón.

De ese material exhumado, puesto en valor a través de fotos de excelentísima calidad, se nutre Temporada fulgor, que se puede ver por primera vez, presencialmente, en el Malba. Esta muestra reúne imágenes de las estrellas que nimbaban los teatros de calle Corrientes entre 1964 y 1980, hiladas por un profundo trabajo de investigación realizado por Sofía Dourron, con el acompañamiento de Miraglia, albacea y parte del Archivo Foto Estudio Luisita.

Huyendo de las armas

Para entender mejor la importancia de esta muestra, conviene hacer un poco de historia. Luisa Escarria llegó a Buenos Aires en 1958, a los 30 años. Había abandonado su Colombia natal, al igual que su madre y sus hermanas Chela y Rosita, producto de los enfrentamientos armados durante aquel período en su país.

Las vedettes, la cultura pop y la revolución sexual hacen eclosión al mismo tiempo que gobiernos militares, censura y violencia institucional

Sofía Dourron, curadora

Asentadas en un departamento de la calle Corrientes, retomaron pronto la actividad fotográfica que ya venían desempeñando en Cali. Montaron el estudio con lo poco que tenían: un fondo infinito móvil en el living, algunas luces y el laboratorio que se armaba y desarmaba todas las noches. Luisita había aprendido el oficio de su madre, quien ahora regía como supervisora. Chela se encargaba del revelado y los retoques.

Tras una época donde solo hacían fotos turísticas, el cantante colombiano Marfil –que vivía en el mismo edificio –, les presentó a Amelita Vargas para que le hicieran una sesión de fotos. Vargas, reconocida cantante de mambo de la época, quedó impresionada con el trabajo de Luisita y la puso en contacto con el actor de revista José Marrone y su esposa Juanita, quienes a su vez la presentaron a los empresarios teatrales más influyentes del momento.Zulma Faiad 1972.  Las vedettes, en la cámara de Luisa Escarria. Foto Prensa

Zulma Faiad 1972. Las vedettes, en la cámara de Luisa Escarria. Foto Prensa

De ese modo, Luisita se convirtió́ en uno de los principales estudios fotográficos abocados a la producción teatral de la calle Corrientes.

Por allí pasaron las principales vedettes del momento como Zulma Faiad, Nélida Lobato, Ambar La Fox, Vanessa Show, y también quienes comenzaban a dar sus primeros pasos en el teatro de revista, como Ethel y Gogó Rojo, Lía Crucet, Thelma Tixou y Nacha Guevara, entre tantas. Todas ellas están incluidas en esta muestra.

Lo que hay debajo del brillo

“Lo que proponemos es redescubrir un fenómeno de la cultura popular argentina, que bajo todo este andamiaje de brillos, deja entrever también los cambios y tensiones políticos, económicos, sociales y culturales del país”, explica Dourron.

Y es que resultante inquietante observar que muchas fotos –libres, desprejuiciadas, donde se incluyen retratos de mujeres trans como Vanessa Show que también formaban parte del teatro de revistas– fueron tomadas en épocas siniestras y oscuras.

Ancladas en la exuberancia y el desborde de la noche, estas fotografías eran producidas en un marco de ternura y afectividad domésticas

Sofia Dourron, curadora

“En nuestro país, las vedettes, la cultura pop y la revolución sexual hacen eclosión al mismo tiempo que gobiernos militares, censura y violencia institucional. Estas imágenes, sin proponérselo, no están exentas de las tensiones del momento porque, de modo inevitable, son producto de un contexto de producción específico”, agrega la curadora.

La muestra instala, de manera muy subrepticia, la pregunta sobre los claros y oscuros de una sociedad donde el entretenimiento y la censura eran parte del mismo paisaje cotidiano. En ese sentido, el espectador también es invitado a pensar los matices de una época protagonizada “por una corporalidad y un erotismo que hoy podemos percibir como hegemónicos y patriarcales, construidos para el consumo masivo que domina la cultura popular del momento”, explica Dourron.

Ahí radica una de las potencias de la fotografía como documento; esto es, su capacidad de interpelar el pasado pero también el presente.Sofía Dourron y Sol Miraglia. Al rescate de Foto Estudio Luisita. Foto Prensa

Sofía Dourron y Sol Miraglia. Al rescate de Foto Estudio Luisita. Foto Prensa

Más allá de especulaciones, la historia de vida de las Escarria es fascinante por su capacidad de conjugar el espacio doméstico con el glamour de los grandes escenarios. Con una cámara Hasselblad de formato medio y dos luces continuas, Foto Estudio Luisita llevó los rostros de las bellezas del momento a las carteleras de los teatros de revista en su época de esplendor.

“Luisa tomaba la fotografía como un trabajo, que quería hacer con excelencia. Y a la vez, no se dejaba impresionar por las estrellas sino que siempre trabajaba de una manera pausada, calma. Esa tranquilidad transmitía confianza y por eso ves gestos tan hermosos y reposados en las modelos”, observa Miraglia, que además es la directora del documental Estudio Luisita junto con Hugo Manzo.

Resulta desconcertante ver que en el mismo lugar donde las Escarria se juntaban a tomar el té cada tarde (y a ponerle edulcorante al ananá fizz en los cumpleaños por considerarlo demasiado insípido), pudiera haberse montado el estudio fotográfico más prolífico y osado de la ciudad durante décadas.Play VideoTrailer de «Foto Estudio Luisita»

Chela era la encargada de revelar los negativos y hacer los ajustes necesarios. Con un set de tintas especiales y mucha paciencia, retocaba manualmente cada uno de los negativos para borrar elementos no deseados, iluminar el rostro de las retratadas u oscurecer parte de sus cuerpos.

Es decir, Chela fue una avanzada del photoshop. Este es otro de los aciertos de la muestra: no solo ofrecer imágenes bellísimas sino incluir los negativos retocados, las cajitas decoradas con flores donde las Escarria guardaban sus objetos de trabajo e incluso, las coquetas pero sencillas tarjetas de presentación.

La muestra también se ocupa del pasaje a la fotografía color a comienzos de los ochenta. El uso de diapositivas de formato medio coincidió con un período de la revista donde también hay más escasez de ropa, poses osadas y exceso de plumas.En Malba. La muestra de Foto Estudio Luisita.  Foto Prensa

En Malba. La muestra de Foto Estudio Luisita. Foto Prensa

Uno de los rescates especiales para Temporada Fulgor es un fragmento inédito de la obra Maipo Superstar a comienzos de los setenta con las hermanas Ethel y Gogó Rojo desnudas, esculturales, cubiertas íntegramente de una pintura dorada que debían quitarse apenas bajara el telón por su nivel de toxicidad.

“La exposición se propone como exploración poética y estética de un proyecto de creación de imágenes que durante décadas se inscribió de forma exclusiva dentro de los circuitos comerciales de producción. Porque Luisa nunca se concebía como artista”, explica Dourron.

Sin embargo, el tiempo determina que estas imágenes puedan ser percibidas de manera más compleja. “Junto a la esencia masiva y popular, estas fotos dan cuenta de una profunda percepción estética, de una búsqueda casi lúdica del mejor cuadro, la mejor imagen. Y, en ese tránsito, con hallazgos que hoy podemos ver como artísticos. Y a la vez, ancladas en la exuberancia y el desborde de la noche, estas fotografías eran producidas en un marco de ternura y afectividad domésticas. Ese contraste les suma una capa de sentido aún más profunda”, agrega.

Fuera de juego

La llegada de la fotografía digital fue una herida de muerte porque venía a cambiar las reglas del mercado, dejando fuera de juego a las hermanas Escarria tras una vida dedicada a la fotografía analógica. Por esa época, Sol conoció a Luisa, que había archivado su obra y su oficio. “Creo que tuvimos un vínculo casi de abuela y nieta”, concede Miraglia.

Desde entonces hasta ahora hubo un paciente y amoroso trabajo de preservación y edición de miles y miles de negativos, que aún esperan el momento de salir a la luz. Y es que por Estudio Luisita pasaron además estrellas de la música popular de diversos momentos, como Atahualpa Yupanqui, Mariano Mores y toda una pléyade de grupos de cumbia, cuando el género eclosionó en los noventa.

Mientras tanto, con esta muestra, Luisa Escarria recupera su merecido lugar como fotógrafa pero también, como artista que supo captar, aún sin proponérselo, las luces y las sombras de una época de esplendor fulgurante.

Ficha

Temporada Fulgor: Foto Estudio Luisita

Dónde: Malba (Figueroa Alcorta 3415)

Cuándo: Hasta el 14 de marzo.

Horarios: Miércoles a lunes de 12:00 a 20:00. Martes, cerrado.

Entrada:​ General, $500. Estudiantes, docentes y jubilados acreditados, $250. Menores de 5 años, sin cargo. Personas con discapacidad, sin cargo.

Fuente: https://www.clarin.com/cultura/volver-teatro-revistas-fulgor-tiempos-oscuros_0_pGRyl3mJm.html