Éxito de ventas del arte argentino

(Por Mercedes Ezquiaga, enviada especial) Obras de numerosos artistas argentinos como Gabriel Chaile, Diego Bianchi, Ana Gallardo o Andrea Ostera se han vendido a diferentes colecciones durante la feria ARCOmadrid, un hito del calendario internacional, que cerró anoche sus puertas en el predio de IFEMA, con más de 95.000 visitantes, «un balance muy positivo y un alto ritmo comercial», señalaron los organizadores de la cita madrileña.

La compra de una pieza de Ana Gallardo en la galería Ruth Benzacar al coleccionista argentino afincado en Miami Jorge Pérez; la adquisición de seis obras por parte de la propia Fundación Arco para su colección privada -que posee más de 300 piezas- y que incorporó al argentino Diego Bianchi (galería parisina Jocelyn Wolff) o la venta de uno de los hornos del tucumano Gabriel Chaile por 60.000 euros a un coleccionista europeo, también conforman el balance de las cinco jornadas exitosas de la feria que contó con 211 galerías de 36 países y 450 coleccionistas internacionales.

La 42 edición de la feria «se ha traducido en una excelente dinámica de ventas, con adquisiciones por parte de coleccionistas y compradores, así como de diferentes instituciones públicas que han incorporado nuevas piezas a sus museos y colecciones», indicaron desde IFEMA, ente organizador del convite que ha contado un año más con el compromiso de Casa Real y presencia de los de Reyes de España en el acto de inauguración.

«Gabriel Chaile es una suerte de héroe en Argentina, ¿cierto?», interroga a esta cronista la directora de la galería alemana Chert Lüdde, luego de vender uno de los hornos del tucumano a un coleccionista europeo por 60 mil euros.

De igual modo, otros argentinos acapararon la atención a lo largo de todo el predio, como ocurrió con las piezas de Víctor Grippo (unas raras acuarelas de tamaño pequeño) vendidas en la galería madrileña 1 Mira, o la instalación con 200 kilos de papas extendidos sobre una mesa de seis metros, que transforma las papas en pilas, que dan energía y encienden otros elementos en el circuito.

El intercambio amistoso que tuvo la artista rosarina Andrea Ostera durante la visita real, cuando los reyes se detuvieron en la galería rosarina Diego Obligado que ofrece sus obras, fue presagio de buenos augurios, ya que se vendieron piezas de la obra que la artista definió como «una instalación con material fotosensible que está reaccionando a la luz y va mutando permanentemente».

Además de las piezas de Ostera y de las dos pinturas de Florencia Böhtlingk (vendidas en Hache), galerías de otros países como Alemania o Italia -que también han tenido una presencia destacada como la Argentina- reportaron buenas ventas, como Perrotin (el galerista del siempre polémico Maurizio Cattelan) o David Zwirner, que informó la venta a una institución de una importante obra del artista español Juan Muñoz, una de las figuras homenajeadas de esta edición con un solo show en Sala Alcalá.

También la Fundación Aldo Rubino ha adquirido para el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires MACBA una obra de Waldo Balart (en la galería Guillermo de Osma), mientras que ampliaron sus colecciones instituciones como el Museo Reina Sofía, a través del Ministerio de Cultura y Deporte, que desembolsó 400.000 euros y llevó 26 obras de 18 artistas, entre ellas, la argentina Cecilia Bengolea y el uruguayo Joaquín Torres-García.

«Estos trabajos, que abarcan diferentes disciplinas artísticas (instalación, video, pintura, fotografía, collage), pasarán a formar parte de la Colección del Museo y pertenecen a distintas generaciones de artistas: históricos, como Torres-García; a creadoras con carreras consolidadas como Marisa González o Rosa Torres; y a artistas más jóvenes de los que se han adquirido trabajos realizados en los últimos tres años», informaron desde el Reina Sofía a través de un comunicado.

En la feria se vendieron también varias obras del pintor brasileño Lucas Arruda, cuya exposición individual «Assum Preto», presentada por la Fundación Sandretto Re Rebaudengo y curada por Hans Ulrich Obrist, fue puntapié de las actividades en Madrid, con su inauguración en la esplendorosa Biblioteca del Ateneo de Madrid.

También acrecentaron sus acervos de arte instituciones como la Colección del Museo Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles (con la ayuda del Gobierno regional), el Ayuntamiento de Madrid que ha comprado seis obras, por valor de 226.000 euros, para incorporar al Museo de Arte Contemporáneo -MAC- la Fundación Helga de Alvear y TBA21 Thyssen-Bornemisza Art Contemporary.

Algunas galerías internacionales evitaron ser tan específicas sobre su desempeño, como el caso de Jocelyn Wolff de París, que participa desde hace muchos años en ARCO y que reportó «ventas exitosas en esta edición» o la berlinesa Contemporary Fine Arts, que informó de obras vendidas entre 180.000 y 670.000 euros, sin especificar artistas.

«Al final de cada edición hacemos una encuesta anónima a los galeristas para saber cuántas obras vendieron, a qué precios, qué balance hacen, pero algunos responden y otros no. Ya que no es obligatorio. La manera más efectiva de saber si les fue bien a las galerías es porque vuelven a la siguiente edición, Y tuvimos un 90 por ciento de galerías de la edición anterior quisieron volver. Ese creo que es el único barómetro real», reflexionó la directora de la feria, Maribel López, al ser consultada por Télam durante una rueda de prensa con los periodistas invitados a la cobertura de la feria ARCOmadrid.

Fuente: Telam