La creativa detrás de Bizarrap, Lit Killah, Khea y Trueno. Con sólo 23 años Julia Conde es la realizadora audiovisual que creó los videos animados para promocionar la session de Snow Tha Product y videoclips de algunos de los más importantes representantes de la escena musical argentina. En esta charla con Télam contó todos los secretos de su arte.

POR TOMÁS ELIASCHEV

El meteórico crecimiento de la escena musical argentina da lugar a que florezcan expresiones artísticas que van más allá del sonido. En los últimos tiempos, los hits que lanzan las estrellas del trap local vienen acompañados por videoclips que sorprenden por su calidad artística. Una de las creativas detrás de estas imágenes es Julita Conde, realizadora y productora de videos audiovisuales especializada en animación.

A sus 23 años, Conde ya participó en festivales alrededor del mundo con su primer corto, “Espinas”, animado con la técnica de stop motion, es decir, fotograma a fotograma. Y logró alcanzar gran visibilidad a partir de su trabajo con Bizarrap, el exitosísimo productor musical que con sus sessions está batiendo récords de audiencia a nivel mundial. Primero hizo el teaser de la session #39 de la mexicana Snow Tha Product. Esto la llevó a colaborar con otros protagonistas de la escena como Lit Killah, Khea y Trueno, además de artistas de Colombia y Puerto Rico. Este año hizo las animaciones que se proyectan en los conciertos en vivo de Bizarrap cuando suenan los temas de figuras como Nicky Nicole, Eladio Carrión, Nathy Peluso y la mencionada Snow.

La multiplicidad de técnicas y referencias en sus creaciones denotan un gran amor por la animación así como una gran habilidad para manejarse en distintos formatos. “Es una locura lo que está pasando en Argentina con la forma en cómo está explotando la escena musical. Es una oportunidad que tuvimos los niños nerds que nos gusta contar historias. Todos los y las directoras de videoclips están subiendo la vara un montón”, contó Conde a Télam, en una charla en el estudio donde nacen sus creaciones. Trabaja desde un cuarto de la casa familiar en la que la tranquilidad del parque invita a sumergirse en su universo animado. Sin dar más detalles, la realizadora anticipó que pronto estrenará un nuevo videoclip con una estrella argentina de proyección internacional. 

Julia Julita Conde con sus juguetes en su estudio Foto Eliana Obregn
Julia «Julita» Conde, con sus juguetes en su estudio. / Foto: Eliana Obregón

-¿Cómo nace tu relación con la animación?
-Me gusta la animación desde muy chiquita, me pasaba muchas horas de verano en vez de estar en la pileta viendo series de dibujitos, pero la verdad es que nunca pensé que me iba a dedicar a esto, no era algo que tenía en la cabeza. Mi historia con la animación es rara por varias cosas. No es que a los 18 era fanática del animé y quería ir a estudiar a Japón.

-¿Y cómo te llegó el tema de la animación?
-A mí me llegó más por el lado del dibujo. El dibujo me acompañó durante muchos momentos difíciles de mi vida. Dibujar me servía para expresar cosas que me estaban pasando. Dibujaba mucho cuando era chiquita para mí misma. Desde los cinco a los ocho tuve eventos traumáticos en mi vida y los enfrenté dibujando mucho. Me hice fanática de ciertos pintores. Mi lado más nerd entró por el lado de los pintores. Buscando sola a los ocho años en Internet técnicas de pintura me empezaron a gustar mucho Xul Solar, Remedios Varo, Magritte, los pintores surrealistas. Siempre soñaba con ser pintora. Y toda mi pasión por el arte empezó más por ahí, no tanto por la animación o por el cine. Con el dibujo, con el arte, con el juego, lograba expresarse. Me costaba más con las palabras. Como te pasan cosas en tu vida, la vida va muy rápido, no podés llegar a expresarlas o procesarlas. Y a mí el dibujo siempre me ayudó. Tengo muchos compañeros que de chiquitos veían mucho animé y animación. Yo no era una obsesionada con la animación. Tampoco cinéfila. Llegué por el lado de querer expresarme. Igualmente siempre tuve la veta de que me gustaba mucho contar historias. Me gustaba mucho ir al cine a ver películas animadas, de Pixar, con mi familia siempre íbamos a ver todos juntos Pixar, siempre salíamos diciendo qué personaje era cada uno.

-¿Qué personajes te tocaba ser?
-Una que veíamos mucho es “Los increíbles”. Somos tres hermanas. Mi papá es rubio, muy parecido a Mister Increíble. Yo era Violeta, la dark, la “depre”. Mi hermana del medio, Emi, era Dash. Ella es la más jodona, hasta el día de hoy. Y a Isa, que es la más chiquita, le dábamos los peores personajes: ella era el bebé, Jack Jack. Otra que nos gustaba mucho era “Cars”. Éramos muy fanáticas. Es una peli que no le gusta mucho a la gente o a la crítica pero es una que hasta el día de hoy nos gusta mucho. Yo era Sally, Emi era Rayo Mac Queen. Yo era siempre la mejor, la más femenina. En las superpoderosas soy Bombón. Las tres tenemos una chica superpoderosa como foto de perfil en la cuenta de Twitter. Emi tiene a Bellota e Isa a Burbuja. Cada una eligió su personaje y está bien elegido. Siempre tuve esos juegos con mi familia.

-¿Y en “Toy Story”?
-Me encanta “Toy story”, pero no la fuimos a ver todas juntas. La tres la fui con mis amigos, estábamos en 4to o 5to del secundario, me pegó más por verla saliendo del cole, nos pusimos a llorar.

-Tengo entendido que siempre te gustaron las matemáticas.
-¡Sí! Me encantan las matemáticas. Cuando estaba en 7mo grado, en 2008, un profe nos reclutó a mí y a un par de amigos que éramos buenos en matemática, el colegio quería empezar a participar. Fuimos a todas las olimpíadas de matemáticas. Encima ganamos, fue buenísimo. Me encantó. Toda la secundaria yendo a olimpíadas de matemática. No estudiaba nunca, no me importaba ganar, iba porque me gustaba mucho ir a encontrarme con gente que tenga intereses diferentes a las personas con las que me rodeaba todo el tiempo. Nuestro equipo se llamaba “Los Borbotones”, siempre fui fanática de Los Simpson.

Foto Eliana Obregn
Foto: Eliana Obregón

-¿Qué rol ocupó el juego en tu infancia?
-Con mis hermanas jugábamos mucho. Nuestros papás tienen una juguetería y siempre que había juguetes fallados o que no podían vender caían en nuestro ático. A veces tenían que abrir un paquete para darle una partecita a un cliente que le vino algo fallado o que estaba incompleto. Teníamos una re linda colección. Era un rejunte. Nuestros juguetes favoritos eran los bloquecitos para armar, Lego o Tetris. También tenías los Pet Shops y los Polly Pocket. Inventamos un personaje a cada uno. Hacíamos una ciudad, le inventábamos a cada juguete un rol en la sociedad. Era como una serie de televisión y estaban los personajes de sitcom. Jugué hasta muy grande. Le llevo cinco años a mi hermana y siempre jugamos. Yo eso un poquito lo relaciono con lo que me gusta del stop motion.

-¿Cómo te decidiste a estudiar cine?
-Como te decía, cuando iba a terminar el colegio no me iba a dedicar a nada de esto. Hacía dos más dos: me gustan las matemáticas y quería tener una salida laboral, por un mandato de la sociedad estaba muy segura y enfocada que iba estudiar ingeniería civil o en sistemas. Pero en el último año del colegio las maestras que daban la clase de arte decidieron por arte de magia hacer una clase de cine. Toda la cátedra de ese año fue sobre cine, en lugar de la típica clase de artes plásticas. Como mi mejor amigo, que se llama Theo Fernández, que también es una persona muy sensible que le gusta mucho el arte, competimos mucho entre nosotros. Y en esa clase empezamos a filmar nuestros trabajos. Eran cortos, con distintas consignas, como el efecto Kuleshov, comedias, plano secuencia. Esa competencia sana terminó haciendo que buscáramos muchos recursos de cine que no conocíamos. Nunca me había interesado demasiado el cine. No soy nada cinéfila. Cuando empezamos a presentar los vídeos y nuestros compañeros aplaudían, se reían de lo que yo había puesto en el video para que ellos se rieran y veías ese mecanismo funcionando, me dije “esto es lo que yo quiero hacer”. Ahí decidí que iba a estudiar cine. Y eso, combinado con mi pasión por el dibujo, me llevó hacia la animación. En el 2017 empecé a estudiar en la Universidad del Cine.

-¿Cómo nació tu primer corto?
-El guión de “Espinas” surgió cuando estaba en primer año de la carrera. A mitad de año viajé a Jujuy con mi familia. Me quedé muy enamorada, más que nada de un lugar que se llama El Hornocal, donde está el cerro de los 14 colores. Para llegar, tenés que dejar el auto en una parte y sólo llegas caminando. Es lo más lindo que ví en mi vida. Cuando volví, quería escribir algo con eso y escribí una fabulita que tenía que ver un poco con lo que quería expresar. En la clase de guión teníamos que escribir algo muy cortito de tres minutos, entonces escribí “Espinas”. A todos los compañeros les gustó, la profe dijo «lo tienen que hacer». Era mi primer corto y encima en stop motion, por lo que tardamos un montón. Me sirvió para aprender no sólo de dirección sino de producción. Conocí los obstáculos que se te presentan cuando querés producir un material audiovisual independiente. Y lo quise hacer en stop motion, por algo que tiene esa técnica que es la más artesanal. Para mi no tenía sentido que fuera en 2D o 3D. Me estaba metiendo en la boca del lobo, era algo que nunca había hecho.

Foto Eliana Obregn
Foto: Eliana Obregón

-¿Te imaginabas esa repercusión?
-Lo hice por hacerlo, por aprender a producir, por tener ganas. Desde que entré a la facultad sabía que lo quería hacer era dirigir, entonces quizás a diferencia de algunos compañeros míos que preferían estar mucho tiempo mejorando en la técnica de animar 2D o 3D, yo sólo quería aprender a dirigir. Cuando lo tuve hecho, me dije “lo mando a los festivales a ver qué pasa”. Y quedó en un montón de festivales en todo el mundo. Fue una locura. Llegó hasta Ucrania, Rusia y Alemania, además de a muchos países de Latinoamérica, como Chile, Brasil y México.

-Contame del trailer que hiciste para la session de Snow Tha Product
-Durante la pandemia trabajé mucho en publicidad animando en 2D, dejé un poco de lado el stop motion. Cuando volvió a haber producciones en vivo yo tenía una manija de volver a hacer algo en stop motion. Me gustaba mucho lo que venía haciendo Gonza (se refiere a Gonzalo Julián Conde, alias “Bizarrap”) y le escribí. Me influenció «Celebrity deadmatch», Quentin Tarantino y Lee Hardcastle, un director que siempre me recomienda Damian Yapura, uno de los pocos que hacen stop motion en Argentina. 

-¿Cómo te relacionaste con Bizarrap?
-Tenemos una relación creativa, nos mandamos cosas que nos gustan mucho, a él también le gusta mucho la animación, le encanta el stop motion. Siempre nos mandamos cosas para ver. Cuando fue la session con Snow, como ella es una artista internacional se complicaba filmarlo era una una solución hacerlo en stop motion. La canción dice que ella llega con un golpe y aparte quería que el personaje de Biza sea como un alter ego que lo controla. Biza tuvo la idea de que Snow le pegara un batazo.Ya existía un muñequito que había creado un artista 3D que se llama Carajo. Ya había aparecido en otros teaser, dijimos hay que hacer un Biza chiquito animado.

Foto Eliana Obregn
Foto: Eliana Obregón

-Luego dirigiste junto a Augustín Portela el video de “Dejame tranki”, el videoclip del tema de Lit Killah con Khea.
-Con Agustín nos presentó Gonza, nos llevamos re bien. Tiene un año más que yo. Él venía hace mucho haciendo videos, es como esos niños que con 12 años ya usan after effects, es re autodidacta: el sí desde muy chiquito sabía que quería ser director. El video es una muestra del amor a la animación que tanto yo como Lit tenemos. La idea era hacer un muestrario de técnicas. Me gusta mucho la animación, el stop motion pero también todas las técnicas. Ellos siempre aparecen con rasgos muy abstractos. Pero siempre te das cuenta de que son ellos. La idea surgió porque no podían filmar juntos, Khea estaba fuera del país. Algo muy loco que pasó es que las personas se dan cuenta muy tarde que no aparece ninguno de los dos.

-En tu siguiente video, “My Bag”, hay influencia de Pixar.
-¡Si! La idea era que fuera más como “Toy Story”. Lit quería que sea stop motion. Queríamos que se note claramente que son juguetes con autos de juguete. Además de tener una parte live action, muestra la vida de unos juguetes que son mafiosos, se matan entre sí, aunque también hay un romance. Está muy inspirado en el videojuego «GTA», que Lit juega mucho en sus streams.

-Con Jungle hiciste algo totalmente distinto.
-Sí, tiene toda la esencia de Trueno y los dos puentes de La Boca. Usamos técnicas que son ajenas a lo que se suele hacer en Argentina. Tiene muchas referencias al estilo del animé, además de muchas pantallas donde se pueden ver a Trueno y a Randy.

-¿Qué recomendación hacés a alguien que quiere dedicarse a la animación?
-Lo que recomiendo a alguien que se quiere dedicar a dirigir o producir animación es que experimenten, que no se queden con una forma, que vean el bosque no sólo el árbol, que experimenten con las distintas técnicas.

Foto Eliana Obregn
Foto: Eliana Obregón

UNA TÉCNICA ARTESANAL

-¿Cómo descubriste la técnica del stop motion?
-Mi mamá nos compró una cajita llena de DVDs que tenía “El fantástico castillo vagabundo”, de Ghibli -que al día de hoy es mi película favorita-, más varias de Art Attack, además de una de Wallace y Gromit. Eran los tres DVD que teníamos, nos la pasábamos viendo eso con mis hermanas. Lo habré visto 200 veces. Ya sabía que era stop motion. Además, era muy fanática de todo lo que es Laika. A “Coraline” la fui a ver al cine, en 2009. Siempre me gustó. Nunca dije yo voy a hacer stop motion, lo tuve que hacer a regañadientes para hacer “Espinas” porque en mi visión de flashear en la facultad no podía ser de otra forma. Tuve que aprender de cero a hacer cada cosa. La primera vez que animé fue para hacer ese corto.

-¿Cuáles son los secretos del stop motion?
-Paciencia, más que nada paciencia. Todas las otras cosas te las ingeniás, en realidad es toda una mentira el movimiento del stop motion, cuando aprendés a mentir se hace solo. Estás todo el tiempo luchando con la gravedad, que es un problema que no tenés en otras técnicas. Cuando aprendés ciertos truquitos, sólo queda que para sacar una animación tenés que estar horas y horas y bancártela. Hay tres herramientas básicas: Patafix, alambre de aluminio y una pistola de silicona.

Foto Eliana Obregn
Foto: Eliana Obregón

LAS 18 ANIMACIONES QUE INFLUENCIARON A JULITA CONDE

  • • Las películas de Studio Ghibli, como el “El fantástico castillo vagabundo” de Hayao Miyazaki y “La princesa Kaguya” y la “Tumba de las luciérnagas”, de Isao Takahata.
  • • “Wallace y Gromit”, de Aardman Animations.
  • • “Coraline” y todas las películas del estudio Laika.
  • • Las películas de Pixar, como “Los Increíbles”, “UP”, “Cars” y “Toy Story”.
  • • Los videoclips de Gorillaz y todo lo que haga Damon Albarn.
  • • “Robot Chicken”, la serie de Seth Green y Matthew Senreich.
  • • “Celebrity deathmatch”, el programa de MTV creado por Eric Fogel.
  • • “Midnight gospel”, la serie de Netflix creada por Duncan Trussell y Pendleton Ward.
  • • “The Cuphead Show”, el programa inspirado en el video juego.
  • • “Steven Universe”, la serie de Rebecca Sugar.
  • • “Cuando sopla el viento”, la película de Jimmy T. Murakami, en base a la historia de Raymond Briggs.
  • • «Akira», de Katsuhiro Otomo.
  • • Las creaciones de la directora candiense Evelyn Lambart.
  • • Las animaciones stop motion de Lee Hardcastle.
  • • «Los Simpson», la imperecedera creación de Matt Groening.
  • • «Rick y Morthy», el sitcom creado por Justin Roiland y Dan Harmon.
  • • El videoclip de “Take on me”, el hit de A-HA en los ochenta.
  • • «Las chicas superpoderosas», la serie de Craig McCracken.

Fuente: Télam