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El mundo de la economía del cuidado está creciendo cada vez más, y es el día de hoy, que muchas personas desean realizar una búsqueda exhaustiva para encontrar al cuidador adecuado y lograr cubrir las necesidades específicas del paciente a asistir.

Desde sus comienzos, dicho rol estaba encabezado generalmente por algún familiar cercano, el cual debía responsabilizarse de las tareas de cuidado y acompañamiento, con una clara organización y esfuerzo diario.

Sin embargo, con el paso del tiempo, surgieron iniciativas y proyectos que dieron lugar al trabajo del cuidador domiciliario, dirigido a adultos mayores y a personas dependientes para el desempeño de las actividades de la vida diaria. Esta tarea conlleva una mirada muy especial, y es la que desde hace varios años se denomina como «atención centrada en la persona».

Bajo este concepto, la persona a cuidar es un «individuo único e irrepetible» y no sólo en su estado o enfermedad. Resulta fundamental entonces conocer y entender la historia de vida de la persona, su experiencia de salud, el papel de la familia en su vida y el rol que los profesionales de la salud/cuidadores puedan desempeñar para ayudar acompañando a la persona.

El cuidador se constituye en un integrante más del equipo de cuidados, empatizando con la persona, su entorno y profesionales de la salud, aportando su visión, experiencia y actividades que hagan al bienestar general de la persona cuidada y mejora de su calidad de vida.

De todas maneras, este trabajo aún no está lo suficientemente valorado por lo que es importante que comencemos a jerarquizar dicho rol y promover la profesionalización del trabajo que llevan adelante, día a día, los cuidadores domiciliarios y, al mismo tiempo, asegurar a las personas una mejor calidad de vida en todo el proceso del acompañamiento y cuidados. Además, resulta fundamental generar espacios de formación y capacitación para que, quienes asuman este rol, puedan entender el momento de salud y etapa vital que se está atravesando y cuidar correctamente a las personas según su particular necesidad.

Siguiendo esta línea, la innovación fue acompañando la evolución de esta problemática, cada vez más frecuente, para poder brindar soluciones más efectivas y, a su vez, facilitar todo el proceso de encontrar al cuidador más calificado y gestionar el vínculo y tareas de cuidado. De todas maneras, si bien la tecnología es un gran aliado para avanzar en iniciativas vinculadas a la actividad del cuidador, el ecosistema de cuidados en general es aún precario y desintegrado.

Requiere de un espacio para desarrollarse en términos de formación, jerarquización, procesos, tecnología y de gestión a distancia, que hoy ya es una tendencia mundial en plena expansión. Impulsar proyectos que cambien el paradigma del cuidado y faciliten herramientas para pacientes, cuidadores, familiares y el sistema de salud en su conjunto es un enorme desafío con múltiples impactos, sociales, sanitarios, económicos, educativos entre otros.

Así como vemos una necesidad cada vez más creciente en solucionar los problemas familiares que están dentro del hogar, también creemos que es fundamental entender las necesidades del cuidado y del cuidador, y jerarquizar dicho rol. Brindarles a las familias y al paciente un cuidado completamente personalizado e integral y, a su vez, que los cuidadores puedan seguir perfeccionando sus conocimientos y prácticas.

Fuente: https://www.clarin.com/opinion/jerarquizar-rol-cuidador-domiciliario_0_CZC4EXA4S1.html