Realizar la prueba de Chagas a todas las mujeres embarazadas, así como a los recién nacidos, es clave para evitar los 1.200 bebés que nacen en el país cada año con esta enfermedad que en tres de cada diez casos puede desarrollar problemas cardiológicos o gastrointestinales, señalaron desde la Fundación Mundo Sano en las vísperas del día de «Una Argentina Sin Chagas», que se conmemora los últimos viernes de agosto de cada año.

“En Argentina existe una ley que obliga a ofrecer la prueba de Chagas a todas las personas en gestación; sin embargo, no todos los embarazos reciben atención médica y en ese caso se pierde la posibilidad de detección”, indicó a Télam la bióloga Andrea Gómez Bravo, gerente de Gestión de la Fundación Mundo Sano.

El Chagas es una enfermedad parasitaria causada por el microorganismo Trypanosoma Cruzi, se transmite por la picadura del insecto conocido como vinchuca, por transfusión sanguínea o trasplante de órganos, y durante la gestación o el trabajo de parto.

Aunque es endémica en 21 países de América Latina, de los cuales Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia y México son los que poseen un mayor número de población afectada, la transmisión de madre a hijo ha provocado su expansión a otros países y continentes.

En Argentina hay 1,6 millones de infectados y 7 millones de personas en riesgo de contraer la enfermedad; y cada año nacen 1200 bebés con la enfermedad.

Según estudios existentes, el riesgo de transmisión de madre a hijo oscila entre el 5% y el 12%, siendo especialmente elevado en países donde la enfermedad de Chagas es endémica.

“La mayoría de niños y niñas con Chagas no presenta síntomas hasta la adultez, es una enfermedad silenciosa, por eso es importante el diagnóstico y tratamiento oportuno”, indicó Gómez Bravo, quien explicó que si el tratamiento se realiza durante el primer año de vida la tasa de curación alcanza entre el el 90% y el 100% de los casos.

“Una vez que se diagnostica la enfermedad a una mujer embarazada, el diagnóstico debe extenderse a su núcleo familiar, hermanos y padres”, indicó.

En el caso del recién nacido hijo de una mujer con Chagas cuyo diagnóstico resulta negativo al momento del nacimiento, es esencial vigilarlo durante, al menos, los primeros nueve meses de vida.

Mientras que, después del primer año, el estudio se debe realizar a los niños que proceden de zonas donde la enfermedad es endémica o cuyas madres tienen Chagas y no fueron controlados durante ese período inicial.

Aunque casi el 80% de los recién nacidos son asintomáticos, es necesario descartar la presencia de signos y síntomas típicos de la fase aguda de la enfermedad ya que, si no se trata, puede ser crónica, donde el 30% de los pacientes pueden desarrollar anomalías orgánicas, aumentando el riesgo de muerte prematura y discapacidad grave.

“Hay un síntoma diferencial en la población infantil, el signo de Romaña, que es muy poco frecuente y sólo se da en contacto con una vinchuca infectada. También hay algunos casos de Chagas agudo, en bebés nacidos de madres con Chagas, pero no son diferenciales del Chagas, por eso es tan importante el diagnóstico de todos los bebés nacidos de madres con Chagas”, sostuvo.

Por su parte, Marcelo Abril, director ejecutivo de la Fundación Mundo Sano, señaló que “es sabido que una mujer que realizó el tratamiento antes de estar embarazada ya no transmite Chagas y existen muchos casos de madres que han tenido un primer hijo, y hasta más de uno positivo, y que una vez que se trataron tuvieron un bebé sin Chagas”.

“Por eso -continuó- es importante hacer un abordaje a esa mujer en edad fértil, que aún no está programando su maternidad, para realizar el diagnóstico oportuno y, de resultar positiva, brindarle tratamiento, porque está demostrado que es una acción de control para los potenciales casos de Chagas de transmisión materno infantil”.

A nivel mundial, se estima que la enfermedad afecta de 6 a 8 millones de personas, de las cuales 1,2 millones son mujeres en edad fértil; en tanto que al año 9.000 bebés heredan la enfermedad de Chagas de su madre.

Fuente: Télam