Es tiempo de verano y de vacaciones. Pero en la canícula no podemos olvidarnos de hacer actividad física. Tanto la piscina como la playa nos brindan una ocasión perfecta para ejercitar nuestro corazón, músculos y articulaciones. 

La natación se considera uno de los ejercicios más completos que existen y en el que se mueven grandes grupos musculares. De hecho, durante su práctica se ponen en marcha hasta dos tercios de los músculos del cuerpo. Es apta para todos los públicos sea cual sea la forma física y produce beneficios para mayores, jóvenes, sanos o personas con enfermedades crónicas. 

¿Qué aporta la natación a la salud? La verdad es que nadar y el resto de actividades acuáticas –aquagym u otras gimnasias que permiten caminar y moverse en el agua- permiten mejorar la capacidad cardiorrespiratoria, la fuerza, la resistencia y la elasticidad. Así que todos aquellos que no sepan nadar no tienen excusa: pueden utilizar la piscina para realizar otras actividades en el agua y notar beneficios para la salud. 

Tonificadora y potenciadora de nuestra elasticidad, la natación es un gran ejercicio cardiovascular para mantener a raya los principales factores de riesgo”, detalla Pablo Berenguel, responsable del Grupo de Medicina Deportiva de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). 

Natación: sin impacto en las articulaciones 

Miguel Del Valle, catedrático de Medicina de la Universidad de Oviedo, y editor de la revista Archivos de Medicina del Deporte, explica a CuídatePlus que el ejercicio en el agua “permite aprovechar la flotabilidad. Esto hace que la repercusión sobre el sistema articular sea menor” y, por eso, Del Valle añade que ayuda a mejorar el estado de las articulaciones en aquellas personas con patologías como la artritis o artrosis, así como en los que tienen exceso de peso u obesidad. Y esta flotabilidad es aún mayor en la playa, claro.

El agua permite eliminar el impacto sobre las articulaciones al tiempo que hacemos ejercicio creando una resistencia suave pero importante, lo cual lo convierte en muy recomendable para las personas con enfermedades articulares.

Eso sí, esa falta de impacto hace que no permita, como otros ejercicios, prevenir la osteoporosis. Sin embargo, se puede combinar la natación o el deporte acuático, con otras actividades en el exterior que impliquen ejercicios contra la gravedad, como levantar pesas, caminar, bailar, correr… y que mejoran la densidad de nuestros huesos. 

Xoán Miguéns, vicepresidente de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef), añade que “el agua es más densa que el aire y permite realizar ejercicio contra una resistencia mayor. Por tanto, hace que los músculos tengan que trabajar con una carga mayor que si lo hiciese sin ningún tipo de oposición. Es como hacer un ejercicio de pesas que se tolera muy bien, porque el agua es un fluido. Cuando nos desplazamos dentro de ella hay una resistencia muy controlada, suave y protegida”.

El agua permite realizar ejercicio sin que las articulaciones sufran

También hay que tener en cuenta la acción del agua sobre el cuerpo. Si la temperatura es templada favorece que las articulaciones entren en calor y que los tejidos articulares, musculares y blandos sean un poco más elásticos. “En la playa, como suele estar más fresca, favorece el drenaje de los vasos sanguíneos. Además el agua genera presión hidrostática de forma suave y efectiva sobre el organismo, y favorece una disminución en la hinchazón. Al estar en el agua se facilita el drenaje y la circulación de la sangre, siendo bueno caminar por la playa con las piernas parcialmente sumergidas, hasta la rodilla o un poquito por encima, si no hay problemas articulares en piernas o en columna”, añade Miguéns.

Ponerse en forma nadando

La natación en verano permite incluso que las personas que llevan una vida sedentaria pueda ponerse en forma progresivamente. No debemos olvidar que al nadar se activan músculos tanto del tren superior como del inferior, del tronco y del cuello. Es bueno en todos los sentidos y trae beneficios para las personas con enfermedad cardiovascular, del aparato respiratorio, variceshipertensión…”Vale para todo tipo de personas porque permite ponerse en forma, activar las articulaciones, potenciar los músculos y mejorar la flexibilidad. Es beneficioso para la salud y muy especialmente para las personas que tienen dificultades para hacer ejercicios en seco”, explica Del Valle.

Pero además de mejorar la circulación y la respiración, también “optimiza las funciones neurológicas al poner en marcha conexiones cerebrales de ambos hemisferios y mantener activo y coordinado nuestro sistema cognitivo”, añade Berenguel. Y, por si fueran pocos los beneficios físicos, también proporciona tranquilidad y estabilidad anímica. 

Ojo con las lesiones

Eso sí, no vale tirarse al agua sin más. Lo ideal es empezar, como cualquier otro tipo de actividad física, con un pequeño calentamiento, y estirar siempre al terminar. Tampoco hay que olvidar que hay que ir aumentando la intensidad de forma progresiva para evitar lesiones. “La natación puede provocar lesiones, como otros deportes, pero eso no reduce los grandes beneficios que aporta”, dice Del Valle. 

Nadar correctamente es un ejercicio simétrico y es esencial cuidar la técnica al hacerlo para evitar que aparezcan lesiones típicas de la natación, como el hombro del nadador al nadar a crol o estilo libre, o la rodilla del bracista, en los nadadores de braza, o algunas cervicalgias y lumbalgias. En este sentido, Del Valle aconseja que las personas con un problema de cervicales no naden a braza porque se realiza una hiperextensión del cuello. Lo mismo ocurriría con el crol, ya que el movimiento que se realiza para sacar la cabeza al respirar puede producir molestias. “Sí se les puede recomendar siempre y cuando utilicen gafas y tubo para que no tengan que girar el cuello”, añade el catedrático de la Universidad de Oviedo.

Por otro lado nadar a mariposa conlleva un consumo energético muy alto, mientras que nadar a espalda tiene grandes beneficios para la actitud postural ya que “se trabajan mucho los músculos de la espalda y de las extremidades inferiores y es muy beneficioso para aquellos que quieran prevenir y curar problemas de espalda.,

Si hemos pensado en usar aletas o palas para las manos debemos antes ponernos en forma para que estos utensilios no produzcan una sobrecarga y fatiga.

No obstante, Miguens recuerda que si hay una lesión previa  “siempre debe ser el profesional sanitario quien indique un ejercicio determinado a cada paciente. No hay que autotratrarse. Realizar ejercicio en un medio acuático puede ser beneficioso para un esguince de tobillo porque el agua facilita que puedas andar sin miedo a tener una caída; para un dolor de espalda en el que no se haya detectado ninguna lesión grave; para cualquier dolencia musculoesquelética de carácter leve; o para trabajar aquellos músculos que son más difíciles de trabajar, que son precisamente los del tronco, como la espalda”.

Además, al recomendar la natación para la recuperación de lesiones también hay que tener en cuenta las preferencias de la persona, si sabe nadar o si sabe hacerlo bien para que la rehabilitación sea eficaz y no perjudicial.

Fuente: https://cuidateplus.marca.com/ejercicio-fisico/2021/08/16/natacion-son-principales-beneficios-179007.html