Pregunta: Mi hija mayor de 36 años está enamorada de un hombre mayor y autoritario que la maneja a su antojo. Aunque sufre, rechaza la ayuda que la familia quiere darle. ¿Por qué puede funcionar así si es tan inteligente? M.J.M., Junín

Karen Horney fue una controvertida psicoanalista germana-americana (1885-1952) que tuvo una conflictiva vida personal y profesional. Horney afirmó que las personas disponen de variados “impulsos inconscientes, desarrollados para poder afrontar la vida y vincularse con los otros”.

Así se van conformando distintas tendencias vinculares que se originan desde las primeras etapas de la vida a partir del temperamento propio con que se nace y que se amalgamará posteriormente con las influencias del ambiente.

Destacó tres tendencias que se estructuran con el tiempo como nocivas para la salud, según la relación que se establezca con los demás:

1) Quienes se adosan a los otros.

2) Quienes se ponen en contra.

3) Quienes se alejan de la gente.

En el primer estilo, el individuo, frente al mundo, se siente inseguro de sí mismo, de sus recursos y trata de buscar amor y protección como una forma de escudarse ante su temor.

Vive según las opiniones y deseos de los demás, temiendo disgustarlos. Tiende a confundir la necesidad que tiene del otro con una presunta disposición amorosa. Se ilusiona con el amor que cree sentir o incluso lo sobreestima por suponer que es lo que resolverá todos sus problemas.

Tiene temor al abandono, es poco exigente, se contenta fácilmente y restringe sus ambiciones y deseos, con miedo a mostrar sus necesidades. Trata de no llamar la atención y considera su propia modestia como un valor necesario.

Cualquiera de esos estilos vinculares enferman tanto física como emocionalmente.

Norberto Abdala, psiquiatra
Quien se pone en contra de la gente considera que lo importante es mantener la superioridad sobre los demás. Foto Archivo Clarín

Quien se pone en contra de la gente considera que lo importante es mantener la superioridad sobre los demás. Foto Archivo Clarín

En cambio, quien se pone en contra de la gente considera la vida como una lucha constante, donde lo importante es mantener la superioridad sobre los demás y manejar la situación, sea como sea.

Tiene una gran necesidad de poder, de dominación y no respetar las individualidades ajenas, exige subordinación, por lo que los explota y saca partidos de ellos. Valora más el poder de la inteligencia y de la razón que el poder de los sentimientos y le asigna mucha importancia a su propia voluntad para lograr su fortaleza.

Necesita reconocimiento social y todas las cosas, los objetos, el dinero, las personas se estiman según su valor de prestigio. La necesidad de ser admirado es muy fuerte por tener una imagen hipertrofiada de sí mismo, es decir, no por lo que es, sino por lo que su Yo imagina.

Yo me aíslo

Quien se aísla, por el contrario, se aparta de la gente y se caracteriza por “la íntima necesidad de poner una distancia emocional entre ellos y los demás”.

Experimenta irritabilidad cuando se entrometen en sus asuntos, por lo cual no busca ni quiere jamás la ayuda de nadie y no cede a ninguna influencia, intentando no quedar atado a otros, ya que lo podría llevar a una temida posición de esclavo.

La distancia y el alejamiento son su fuente de seguridad y es una persona con un gran impulso a la perfección y atento a posibles fallas o errores por temor a las críticas o reproches.

Estas formas de vincularse enferman física y emocionalmente. Foto Archivo Clarín.

Estas formas de vincularse enferman física y emocionalmente. Foto Archivo Clarín.

Cualquiera de esos estilos vinculares enferman tanto física (hipertensión, dolores de cabeza, aumento de peso, de colesterol, alteración del sistema inmunológico, cambios hormonales) como emocionalmente (angustia, miedo, pánico, depresióninsomniotrastornos de piel).

Por eso, quienes la padecen necesitarían realizar un tratamiento.

Fuente: https://www.clarin.com/viva/formas-vincularse-nocivas-enferman_0_rBOYf2fSw.html