“Fabricar“ mosquitos que no transmitan enfermedades

A nivel global, hoy los mosquitos son el blanco de experimentos para que dejen de transmitir algunas enfermedades riesgosas para la salud humana.Por qué se focaliza tanto en ellos.

La batalla para "fabricar" mosquitos que no transmitan enfermedades

Picar van a seguir picando. Molestando también. Lo que hoy busca la ciencia, con proyectos globales, es lograr que la población de mosquitos que transmite enfermedades como el dengue o el zika, deje de hacerlo. O que al menos disminuya su propagación.

Un éxito que podría mejorar la relación con estos insectos: sus revoloteos seguirían siendo insoportables, pero menos riesgosos para la salud humana.

Afortunadamente, de las 3.500 especies de mosquitos que existen en el mundo, sólo una porción pequeña evolucionó para picar a humanos. La mayoría de estos zancudos se inclina por cualquier vertebrado, pero el porcentaje que prefiere a las personas actúa así desde hace miles de años.El proyecto Wolbachia, aplicado en Singapur. Foto: Archivo Clarín.El proyecto Wolbachia, aplicado en Singapur. Foto: Archivo Clarín.

¿Por qué? Una investigación de la Universidad de Princeton, en los Estados Unidos, respalda la teoría de que eso ocurre debido a la capacidad única de los humanos de almacenar agua durante las estaciones secas. “No fue vivir con las personas per se lo que hizo que algunos mosquitos se especializaran en picarnos, si no nuestras costumbres”, señaló Noah Rose, quien condujo el estudio.

La explicación:los mosquitos hembra, responsables de todas las picaduras, necesitan sangre para producir sus huevos, pero también precisan una especie de incubadora acuática para lograr que eclosionen. Los humanos (en los albores de las civilizaciones), al almacenar agua en lugares accesibles cuando escaseaba, les proporcionaron a las mosquitas toda la sangre y el agua necesarios.

Entonces, la búsqueda de olores humanos se tornó en algo habitual para la supervivencia de estos insectos. Por eso (nos) siguen y persiguen sin pausa.

Las conclusiones de la Universidad de Princeton también fueron de utilidad para elaborar un pronóstico sobre cómo podría cambiar el comportamiento de los mosquitos en los próximos 30 años.

La rápida urbanización y los efectos del cambio climático provocarían en ellos una ampliación de sus territorios y una evolución hacia una mayor preferencia por la sangre humana.

“En la escala de décadas, las ciudades están duplicando y triplicando su tamaño. Es probable que la rápida urbanización impulse el aumento de esa predilección por picar a seres humanos”, señaló Rose.

Apuntalado sobre esas prospectivas, el interés por controlarlos es creciente. Por eso en el mundo se ponen en marcha proyectos para reducir su población a través de modificaciones genéticas, irradiaciones que los esterilicen o mediante la inoculación de una bacteria, la Wolbachia, un método que, aunque costoso, se presenta más amigable.

Más que mosquitos, wolbitos

El World Mosquito Program (WMP) es una iniciativa que está presente en 14 países de Asia, Oceanía y América.

Se basa en soltar en la Naturaleza wolbitos: un modo coloquial de denominar a los mosquitos Aedes aegypti, a los que se les introduce la bacteria Wolbachia, una condición que les impide contraer (y transmitir) dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla, que pueden afectar a más de 700 millones de personas al año.

La reproducción de esos ejemplares con Wolbachia hace crecer la población de mosquitos incapaces de infectar y, de ese modo, contribuye a bajar de manera natural los niveles de riesgo para los humanos.

En Brasil, esta metodología tiene financiamiento del Ministerio de Salud y es llevado adelante por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).

“El método de WMP es natural y autosustentable. La Wolbachia es una bacteria que vive en simbiosis en hasta el 60 por ciento de los insectos del planeta y en mosquitos que pican a los humanos, como el Aedes albopictus y el Culex pipiens (el mosquito común). La Wolbachia nunca fue encontrada en los mosquitos Aedes aegypti, que son los mejores vectores para transmitir dengue, zika y chikungunya. Esa última particularidad es una de las claves para esta estrategia: cuando al Aedes aegypti se le incorpora Wolbachia, ya no puede transmitir enfermedades”, le explica a Viva Luciáno Moreira, un científico que investiga en Fiocruz y es líder de WMP en Brasil.Mosquitos, con la bacteria Wolbachia incorporada, listos para su liberación, en Singapur. Foto: Archivo Clarín.Mosquitos, con la bacteria Wolbachia incorporada, listos para su liberación, en Singapur. Foto: Archivo Clarín.

“En noviembre pasado, la ciudad de Niterói, en el estado de Río de Janeiro, se convirtió en el primer municipio brasileño con el 100 por ciento de su territorio protegido por wolbitos. La misma metodología se aplica en otras metrópolis, como Campo Grande, Belo Horizonte y Petrolina”, agrega Moreira.

El avance del programa en Brasil está propiciando un plan más ambicioso: construir una mega biofábrica de mosquitos con Wolbachia. “Esperamos su construcción hacia el final de este año. Será instalada en Curitiba, en la región sur de Brasil, en el estado de Paraná, con una inversión total de 100 millones de reales (alrededor de 20 millones de dólares)”, comenta Moreira.

El secreto del éxito de Wolbachia se basa en que esta bacteria manipula la reproducción de los insectos en que está presente. A lo largo de algunas generaciones, el número de mosquitos con Wolbachia aumenta rápidamente, lo hace hasta que la mayoría de los insectos de una población tenga incorporada la bacteria. Una vez que los mosquitos ya la tienen, naturalmente la transmiten a sus descendientes.

Las primeras liberaciones de estos mosquitos en Brasil comenzaron en septiembre de 2014, en Río de Janeiro. Tres años después, durante la emergencia por el virus zika, hubo una expansión, a gran escala, en Río de Janeiro y en Niterói.

Hoy protege a más de 3 millones de personas. Otros resultados en distintos lugares del mundo también son alentadores. Según WMP, un Estudio Clínico Controlado Randomizado (RCT, según su sigla en inglés), realizado en Yakarta, Indonesia, describe una reducción del 77 por ciento en la incidencia del dengue en áreas tratadas con Wolbachia, en comparación con lugares no tratados.

En varias ciudades de Brasil se observó que el número de casos de dengue se redujo un 70 por ciento, chikungunya un 56 por ciento y zika, un 37 por ciento.

“En Australia, hace unos 15 años, científicos de WMP transfirieron la Wolbachia de la mosca de la fruta (Drosophila) al mosquito Aedes aegypti y, con eso, la bacteria pasó a bloquear la transmisión de los virus como dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla. El programa también mostró eficacia en otros países, con reducción en la incidencia de dengue del 70 al 90 por ciento en Indonesia, Brasil y Colombia. Esto es algo en expansión, la tecnología Wolbachia ya fue introducida en varios países, alcanzando a casi 11 millones de personas hasta el momento”, resume Moreira.

Los caminos argentinos

En nuestro país también hay investigaciones que intentan, por ejemplo, identificar patógenos de los mosquitos para ser utilizados en la elaboración de bioproductos que puedan controlar su población.

Corina Berón, científica argentina que trabaja en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Biotecnología (Inbiotec/Conicet), en Mar del Plata, es una entusiasta divulgadora del tema Mosquitos.

Con calidad didáctica le cuenta a Viva que en su equipo, el Grupo de control biológico de insectos, plagas y vectores, se investiga con una mirada local, focalizando en las posibilidades propias.

“La iniciativa de Wolbachia tiene un planteo interesante y está dando buenos resultados pero, en mi opinión, las problemáticas con mosquitos no pueden resolverse con soluciones globales. Creo que los procedimientos deben adaptarse a cada lugar”, comenta.

Yagrega sobre su día a día: “En mi grupo de trabajo buscamos patógenos naturales de los mosquitos Culex pipiens (de gran distribución en nuestro país y capaces de transmitir encefalitis, entre otras enfermedades si están infectados) y Aedes aegypti, por citar algunos”.

La identificación de esos patógenos se basa en una búsqueda cuerpo a cuerpo. Berón recuerda que en una de esas salidas detectivescas vieron en una gomería una cubierta que estaba como teñida de verde y con menos cantidad de larvas de mosquitos que otras.

Así identificaron a un tipo de alga como uno de los patógenos del mosquito Culex y de Aedes. ¿Qué le provoca al insecto? Dificultades en su desarrollo, para crecer y reproducirse. Una manera natural de “controlar” su población.

Berón enumera que en nuestro país hay varios “mosquitólogos” en distintos equipos de trabajo, como los de Sylvia Fisher y Walter Almirón.

Todos están dentro del Grupo de Investigación sobre Mosquitos en Argentina (GIMA), cuyos trabajos se pueden ver en mosquitosargentina.wordpress.com.

Berón dice, además, que en el camino de un biocontrol de poblaciones de estos insectos es necesario el trabajo científico, pero también la conciencia comunitaria para aunar esfuerzos y mensajes claros de salud pública integral.

“La forma de controlar plagas, no solamente de mosquitos, es aplicar un manejo integrado. Es decir, saber de qué depende la situación y qué plan hay que aplicar. No puede ser la misma medida para cualquier insecto en cualquier lugar y en cualquier situación”, asegura.

Por estos días, en que el mosquito Aedes albifasciatus está sobrevolando la ciudad de Buenos Aires agotando stocks de repelentes y mosquiteros, Berón comenta:“Este es un mosquito charquero. Cuando los charcos se forman por primera vez, eclosionan los huevos que hay allí y después se desarrollan los adultos. Esos adultos emergen sincrónicamente porque es un mosquito que necesita enjambrar para reproducirse, por eso vemos nubes de mosquitos.

Si se mantiene la temperatura y continúan las lluvias, los charcos siguen llenos, entonces, así como salen los mosquitos salen también otras especies de insectos que se alimentan de las larvas. Es decir, después de un tiempo, los charcos se autorregulan. Si no hay circulación de virus transmitido por este mosquito, la recomendación es hacer un saneamiento ambiental y tener paciencia”.

Fuente: https://www.clarin.com/viva/batalla-fabricar-mosquitos-transmitan-enfermedades_0_8TFSqNUWJn.html