El secreto para alcanzar grandes logros

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Centrarse en metas chicas y progresivas puede ser la clave para lograr cualquier objetivo, desde correr un maratón hasta triunfar laboralmente

Elegir metas chicas y controlables puede ser la clave para lograr cualquier objetivo, según estudios
Elegir metas chicas y controlables puede ser la clave para lograr cualquier objetivo, según estudiosShutterstock

Al correr mi novena maratón aprendí una gran lección. Empecé en buen estado, consciente de que era capaz de lograr mi mejor tiempo personal, pero, al llegar al tercer kilómetro, me di cuenta de que estaba sufriendo demasiado temprano. Me convencí de que no tendría que correr otra maratón si llegaba al kilómetro 10 manteniendo el ritmo para alcanzar mi objetivo.

Al llegar al kilómetro 10, me dije a mí misma que llegaría a la mitad del recorrido — 21 kilómetros — y luego renegociaría. En el kilómetro 35, después de algunos kilómetros de estiramientos y respiración profunda para calmar un dolor lateral, encontré una nueva bocanada de aire fresco y decidí recuperar el tiempo que pudiera. Terminé corriendo esos últimos seis kilómetros mucho más rápido que mi ritmo al inicio de la carrera.

Sin darme cuenta, había dividido la carrera en lo que los científicos del comportamiento y otros expertos llaman “metas de proceso”, pequeños objetivos que estaban más bajo mi control, en lugar de enfocarme en mi “meta de resultado” original: correr mi mejor tiempo.

Resulta que esta puede ser una estrategia sumamente eficaz para todo tipo de establecimiento de metas. Una amplia revisión de investigaciones sobre atletas sugirió que las metas de proceso conducen a mejores resultados en general.

Esto se debe a que, al enfocarnos en avanzar un paso a la vez, disminuimos nuestra ansiedad y nos mostramos lo que podemos lograr, explicó Ollie Williamson, autor principal del estudio.

Luego de mi experiencia, consulté a varios expertos para que me den algunos consejos para establecer metas efectivas, ya sea entrenando para una carrera o buscando un ascenso en el trabajo. A continuación, sus respuestas.

Optar por metas ambiciosas puede ser motivador, aunque también decepcionante
Optar por metas ambiciosas puede ser motivador, aunque también decepcionanteJarama – Shutterstock

1. Usar grandes metas para motivarse

Muchas personas tienden a optar por metas ambiciosas: los marcadores tradicionales del éxito, como obtener el trabajo soñado o ganar un premio. «Estos tipos de objetivos pueden ser altamente motivadores», comentó Ayelet Fishbach, profesora de ciencias del comportamiento en la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago. “Sin embargo, si realmente los alcanzás o no, suele depender, por lo menos parcialmente, de factores que están fuera de tu control“, advirtió.

Esto, plantea, no es del todo malo. “Las metas de resultado pueden impulsarte”, dijo. “Pero si no alcanzás tu objetivo, quedar corto puede ser profundamente decepcionante”. En su lugar, la experta recomienda concentrarse en el trabajo que hacés para prepararte para el éxito.

2. Concentrarse en el propio rendimiento

Williamson se pronunció en contra de establecer metas basadas en la comparación con los otros, a lo que se refiere como “comparación normativa”.

”No podés controlar cómo va a rendir un competidor, o si un colega se va a destacar en una presentación», sostuvo Williamson. “Juzgarte a vos mismo contra estos objetivos móviles puede aumentar tu ansiedad perjudicar tu rendimiento“. Por el contrario, las metas más chicas y progresivas pueden lograr una mayor sensación de control, lo que, a su vez, puede incrementar la motivación y mejorar los resultados, reconoció.

Concentrarse en el rendimiento personal, en lugar de compararse con otros, es más satisfactorio y efectivo
Concentrarse en el rendimiento personal, en lugar de compararse con otros, es más satisfactorio y efectivoShutterstock

3. No confundir metas con planes

Una vez que tenés una meta, la parte difícil es identificar los pasos que te van a llevar de un punto A a un punto B. Y existe una gran diferencia entre tener un sueño y trazar tu camino para llegar allí.

Una meta solo es útil en la medida en que ayuda a desarrollar un plan”, dijo Charles Duhigg, autor de Supercommunicators y El poder de los hábitos. “Si se hace correctamente, una vez que tenés un plan en marcha, no pensás demasiado en la meta“.

Duhigg utilizó el ejemplo de escribir un libro, lo cual, según su experiencia, puede ser intimidante si se pretende abarcar todo el proyecto en un único intento. Pero los objetivos más pequeños —escribir la apertura de un capítulo y luego el medio de otro— son los que te llevan a cumplirlo.

“Si invertís el tiempo suficiente trabajando en partes chicas, a la larga terminás con un libro”, argumentó. «El libro es el subproducto natural del plan”.

Abarcar una meta en un único intento puede ser intimidante. Es preferible establecer pequeños objetivos para poder vislumbrar el avance
Abarcar una meta en un único intento puede ser intimidante. Es preferible establecer pequeños objetivos para poder vislumbrar el avanceShutterstock