Por Dr. Germán Bianchi, médico oftalmólogo, jefe de trasplante de córnea, cirugía refractiva y cataratas, en Clínica Nano.

La visión es el principal sentido para incorporar nuevos conocimientos. Está claro que la vista tiene que estar bien para facilitar todo el proceso de aprendizaje desde la niñez. A continuación, diez conceptos durante la etapa estudiantil:

1. Agudeza visual, defectos de refracción y proceso visual

Al inicio de la primaria, el sistema visual se está formando y se pueden manifestar defectos de refracción, que son alteraciones del poder óptico de los globos oculares, es decir, del «aumento» que necesitan los ojos para lograr la nitidez de las imágenes. En la retina, comienza el proceso neuroquímico de la visión, que, luego, continuará en el cerebro a través del nervio óptico. La miopía, el astigmatismo y la hipermetropía se manifestarán, en mayor o menor grado, mediante una visión borrosa, que, obviamente, afectará la capacidad de aprendizaje.

2. Importancia del control visual escolar

El control es fundamental para saber si se está en condiciones de iniciar esta etapa del desarrollo visual e intelectual o se precisa alguna ayuda. Los anteojos siguen siendo la opción terapéutica fundamental y deben ser prescriptos por un médico oftalmólogo. Su empleo oportuno permitirá estar en igualdad de condiciones para aprender, que el sistema visual se desarrolle de manera saludable durante la infancia y la adolescencia, y llegar a la edad adulta sin un déficit visual.

3. Correcciones ópticas y ambliopía

Si no se utilizan las correcciones ópticas necesarias en la infancia, el sistema visual a nivel cerebral tendrá un desarrollo insuficiente y, muchas veces, en la etapa adulta, a pesar de emplear el aumento necesario, nunca se contará con la total capacidad visual. Hasta el día de hoy, no existe ninguna opción terapéutica para recuperar visión en la adultez. Se denomina ambliopía cuando, a pesar de tener el aumento necesario, no se logra desarrollar la totalidad de la visión esperada.

4. Estereopsis

Es el fenómeno visual mediante el cual se ve en tres dimensiones. Ocurre porque cada ojo proyecta en el cerebro dos imágenes de lo que se está viendo, pero en posiciones ligeramente diferentes en el espacio, si bien se fusionan para construir la visión de profundidad. En el caso de una persona con gran diferencia de visión entre un ojo y otro, habrá dos imágenes que nunca podrán fusionarse y lo que termina ocurriendo es que se suprime a la deficiente. Por lo tanto, no habrá estereopsis y ni percepción de la tridimensionalidad.

5. Campo visual en la infancia

Es la percepción de la información visual de los costados cuando se mira al frente. Es una función visual fundamental, que ayuda, por ejemplo, a ubicar al cuerpo al cruzar una puerta, bajar por una escalera, cruzar una esquina y percibir si vienen coches, entre otros. Es fundamental en la práctica de deportes. Nuevamente, si uno de los dos ojos funciona mal, la visión periférica podrá disminuir.

6. Visión de colores

Se produce porque en la retina hay unas células denominadas conos, que captan las diferentes longitudes de onda de la luz y arman un abanico muy grande de tonalidades. Muchos defectos en la percepción de colores se detectan en la infancia, ya que los más frecuentes son de carácter hereditario, aunque también se puede presentar en personas con alteración en el nervio óptico. Son más frecuentes en los varones que en las mujeres. El más conocido se denomina daltonismo, que es un cambio en la percepción.

7. Estrabismo

En esta alteración, los ojos no están alineados, cada uno capta imágenes diferentes y el cerebro no puede fusionarlas. Por lo tanto, tendrá que elegir una, dejando de lado al otro ojo. El ojo «no utilizado» no desarrollará su vía de información visual y su representación a nivel cerebral, llevando a la ambliopía si el caso no se trata en la infancia. A veces, hay «alternancia» en la desviación ocular y el cerebro usa uno u otro ojo, disminuyendo la posibilidad de la ambliopía.

8. Uso de pantallas en la infancia

Al estar mucho tiempo frente a la pantalla, el cerebro prioriza ese enfoque de la visión y fuerza a que los ojos mantengan nítidas las imágenes cercanas. En la infancia (y no en los adultos), el globo ocular está en desarrollo y, en estos casos, aumenta el largo axil. O sea, el ojo se hace más alargado y se favorece a que la imagen cercana quede bien enfocada en la retina, pero se va perjudicando para ver de lejos, o sea, a partir de los 2 metros. Se recomienda alternar actividades de visión cercana con lejana, limitar el tiempo frente a las pantallas y aumentar la exposición al aire libre.

9. ¿Y que hay sobre la luz de las pantallas y la luz natural en la infancia?

Se han encontrado datos claros que sugieren que la luz natural también podría ejercer un factor protector para el desarrollo de la miopía y, a la inversa, la luz azulada de las pantallas, exacerbarla. Si bien esto no es nuevo, ya en las últimas 3 décadas del siglo XX, se comenzó a enfatizar sobre la importancia de grandes ventanales en las escuelas.

10. Las pantallas al final del día

Cuando se emplean de noche, la luz azulada altera el ritmo circadiano, que es el ciclo que rige las actividades orgánicas del sueño y de la vigilia. El organismo cuenta con un «sensor» localizado en la cabeza, la glándula pineal, encargada, principalmente, de la secreción de melatonina, habitualmente, en horas nocturnas. Ésta preparará muchos acontecimientos importantes del organismo durante el descanso, pero la luz, y, sobre todo, la azulada, inhibe su liberación y afecta el proceso fisiológico del sueño.

En síntesis, controlar la visión de los chicos evitará posibles trastornos en la edad adulta.

Fuente: Télam