«El celoso no lo es por un motivo: lo es porque lo es. Son los celos un monstruo engendrado y nacido de sí mismo» (Frase de Otelo, de Shakespeare).

Por el Lic. Flavio Calvo*

Los celos nunca traen nada bueno, pero cuando una persona está perturbada con la idea de la infidelidad, busca de forma constante pruebas que demuestren sus sospechas y condiciona toda su vida alrededor de estos pensamientos, podemos hablar de algo mucho más peligroso: el delirio celotípico.    

La celotipia, también conocida como celos patológicos o Síndrome de Otelo, toma el nombre del personaje de la famosa tragedia de Shakespeare que mata a su esposa Desdémona a causa de los celos enfermizos.  

El síndrome de Otelo es una alucinación por el cual la persona que lo sufre está firmemente convencida de que su pareja le es infiel.  

Celos patológicos 

Muchas veces las relaciones de pareja se vuelvan completamente incomodas o se terminan erosionando, justamente por los celos. Estos celos no se basan en una realidad sino en una interpretación personal de la persona que es celosa y qué tal vez alguien que está afuera no ve ninguna de estas circunstancias, ninguna de estas situaciones, que la persona celosa está observando.  

La persona celotópica tiene celos obsesivos y contantes pensamientos acerca de su pareja que no  nada tiene que ver con la realidad sino de la la concepción que se tiene de sí mismo, donde se cree de alguna manera no merecedor de cariño, donde de alguna manera su autoestima está socavada y no puede entender que haya otra persona que la pueda querer.  

Tipos de celos  

Hay celos “normales”, los básicos que uno puede sentir; hay celos desproporcionados en intensidad; hay celos desproporcionados en su duración, otros desproporcionados en cuanto a las imágenes que la persona internamente se hace con respecto a lo que su pareja puede estar haciendo, hay celos desproporcionados en su reacción: quizás alguien le puso like a una foto de su pareja y arman discusiones enormes porque la persona celosa interpreta ese like ya como una invitación a tener sexo, a la infidelidad.  

  La persona celosa continuamente está teniendo dos tipos de cuestiones:  

Primero, las preguntas que se hace sobre su pareja, qué estará haciendo, dónde estará, un pequeño retraso o un mensaje que se tarda minutos en responder produce una serie de pensamientos concatenados uno tras otro donde la respuesta en sus pensamientos son respuestas catastróficas: “seguro que está con otra persona…”. Un montón de conjeturas que no tienen nada que ver con la realidad. Un pensamiento tras otro que va creciendo desmedidamente sin poder ponerle freno.  

Es importante entender que este tipo de celos no son racionales y no son sanos. Los celos son emociones que destruyen cualquier tipo de relación.  

Características  

Una de las características principales de los celos, tal vez se da porque se puso a la otra persona en un pedestal, sintiéndose de alguna manera inferior: cualquier cosa por mínima que sea será una amenaza, aflora el miedo que se pueda romper la relación.  

El celoso/a siempre vas a sentir que el otro no está respondiendo de la manera en que uno espera que responda, al tenerlo en un pedestal  y con tanto miedo a perderlo, TODO se convierte constantemente, en todo momento, en una amenaza.  

Al mismo tiempo, al poner al otro en un pedestal, estas considerando que el otro es de su propiedad es algo que uno puede manejar,  decidir y tener el control sobre sus emociones: lo que importa no es lo que uno está pasando sino lo que se está interpretando de lo que está pasando.  

Sin dudas es muy importante el diálogo sano no del tipo  cuestionamiento:  “que hiciste- donde estuviste-con quién hablaste”.  

Y lo más importante es poder reconocer esa autonomía que el otro tien. La otra persona es otra persona: «Yo no estoy acá para cumplir tus expectativas ni vos estás para cumplir la mías”, dijo Fritz Perls, neuropsiquiatra psicoanalista y fundador de la Terapia Gestáltica.  

Los celos enfermizos son una de las causas principales por las cuales las parejas rompen, eso muchas veces se convierte en una profecía de autocumplimiento: se tiene tanto miedo a perder al otro, se está tan atento/a a lo que el otro hace o deja de hacer, que termina siendo el tema de los cielos una cuestión de ruptura.    

Los celos se basan principalmente en dos cosas: la propia inseguridad en este miedo a perder el otro, al otro y ese podio en que se puso a la otra persona por la cual se tiene tanto miedo a perderla.  

El problema de la confianza no es con el otro, sino con uno mismo y cuando se confía en uno mismo lo suficiente, el tema de los celos pasa a ser secundario.

Fuente: https://luz.perfil.com/2020/09/27/celos-enfermizos-el-sindrome-de-otelo/