Hoteles que antes eran aviones
Del cielo a la tierra: los aviones que estaban abandonados y fueron transformados en hoteles
Ubicados en lugares como Suecia, Bali, Costa Rica y Alaska, varios aviones abandonados fueron transformados en hoteles

En lo alto del cielo, estas aeronaves transportaron miles de pasajeros a destinos lejanos. Hoy, en tierra firme, lejos del rugido de los motores y del ajetreo de los aeropuertos, han encontrado un nuevo propósito: convertirse en alojamientos que desafían la imaginación. Lo que alguna vez fue un fuselaje desgastado por el tiempo, ahora es el escenario de experiencias de lujo, con vistas panorámicas, terrazas en las alas y suites que mantienen el espíritu aventurero de la aviación. Desde Suecia hasta Bali, pasando por Costa Rica y Alaska, estos hoteles en aviones despiertan la curiosidad de viajeros que buscan algo más que una simple estadía.
1. El gigante de Estocolmo en un Boeing 747
Ubicado en las proximidades del aeropuerto de Estocolmo-Arlanda, Suecia, este Boeing 747-200, conocido como “Jumbo Stay”, fue construido en 1976 para Singapore Airlines. Posteriormente, operó para la emblemática Pan Am y, finalmente, para la aerolínea sueca Transjet hasta su quiebra en 2002.


En 2008, el avión fue remolcado hasta su ubicación actual, donde se fijó sobre una base de hormigón y se transformó en un hotel de lujo. El Jumbo Stay ofrece 33 habitaciones con un total de 76 camas, incluyendo la singular “Cockpit Suite”, situada en la antigua cabina de los pilotos, que conserva los instrumentos originales y brinda vistas panorámicas del aeropuerto.


Las tarifas varían desde 450 coronas suecas (aproximadamente US$42,54) por una cama en dormitorios compartidos, hasta 1895 coronas suecas (unos US$179) por la suite con cama doble y baño privado.
2. Un Douglas DC-6 en Alaska
El instructor de vuelo Jon Kotwicki, residente en Alaska y propietario de la escuela de vuelo Fly8Ma, emprendió la ambiciosa tarea de adquirir aviones en desuso para transformarlos en alojamientos únicos. Su primera adquisición fue un Douglas DC-6, seguido de un Douglas DC-9 y, finalmente, un Boeing 727.

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Cada avión requirió una inversión de entre US$600.000 y US$800.000, incluyendo costos de desguace y traslado. El Boeing 727 está destinado a convertirse en un espacio exclusivo para parejas, con entrada privada y un amplio dormitorio. Una de las alas se transformará en una terraza con jacuzzi y reposeras, accesible mediante una escalera externa.


Por su parte, el DC-6 y el DC-9 se convertirán en unidades habitacionales equipadas con aire acondicionado, calefacción, cocina y baño, que se ofrecerán en alquiler a través de plataformas como Airbnb, con precios que oscilarán entre US$200 y US$700 por noche, dependiendo de los servicios ofrecidos.
3. Boeing 727: un refugio en la selva de Costa Rica
Allan Templeton, tras graduarse de Yale en la década de 1970, se unió al Cuerpo de Paz y fue asignado a Costa Rica, donde se enamoró de su exuberante naturaleza y estilo de vida relajado. Durante años, observó un Boeing 727 de 1965 abandonado en el aeropuerto de San José, utilizado por los bomberos para simulacros.



Convencido de su potencial, Templeton localizó al propietario y, sorprendentemente, obtuvo la aeronave sin costo alguno. Invirtió alrededor de US$300.000 en su desmontaje, traslado y remodelación. Hoy, el avión se alza a 15 metros del suelo, ofreciendo vistas panorámicas de las playas del Pacífico costarricense.
El interior cuenta con dos habitaciones con camas queen, aire acondicionado, baños en suite, una cocina ubicada en la antigua cabina de los pilotos y terrazas en las alas que permiten apreciar la majestuosidad del océano y la fauna local.
4. Lujo en las costas de Bali en un 747
Este Boeing 737, que formó parte de la flota de Mandala Airlines hasta el cese de sus operaciones en 2014, fue adquirido en 2021 por el empresario ruso Felix Demin. Tras un complejo proceso de traslado y ensamblaje, el avión fue transformado en un hotel de lujo en las costas de Bali en Indonesia.
Manteniendo su estructura original, el interior fue rediseñado para albergar dos dormitorios y una cabina que da acceso a una terraza construida sobre una de las alas, ofreciendo vistas inigualables del Océano Índico. En el exterior, los huéspedes pueden disfrutar de una piscina con reposeras y sombrillas, así como de un área de fogata para relajarse al atardecer. Se estima que una noche en este exclusivo alojamiento tiene un costo aproximado de US$7300.
Estas transformaciones muestran cómo la creatividad y la innovación permitieron dar una nueva vida a aviones desechados, convirtiéndolos en alojamientos atractivos para los viajeros. Cada uno de estos hoteles en aviones ofrece una experiencia distinta, adaptada a su entorno y a la historia de la aeronave.
Fuente: La Nación