En Proa. ¿Cómo conceptualizar el arte argentino? Catorce artistas exponen y problematizan cuestiones de género, la discriminación y la patria, entre otras tensiones. Se indaga en las memorias culturales y familiares.

Hipótesis sobre los orígenes: ¿Existe un arte argentino?

Mauro Giaconi realizó este dibujo sobre 500 páginas de libros comprados por kilo. «Conjeturas», en Fundación Proa. Fotos: prensa Proa

Una conjetura es un juicio que se forma de algo por indicios y observaciones. En la nueva exposición de Proa (Conjeturas. Explorando el arte hoy), la presunción recae en el arte contemporáneo local para pensar si es posible hablar de un “arte argentino”, a través de las obras de 14 artistas.

El acierto del curador e historiador del arte Rodrigo Alonso reside en volver a traer el tópico para reflexionar y precisar algunas definiciones. Una de ellas es que el arte contemporáneo global funciona, en palabras de Alonso, a manera de “lingua franca que, paradójicamente, permite que se puedan leer las singularidades locales en una obra de arte contemporáneo”. Y analiza: “El conceptualismo, la videoinstalación, el arte tecnológico, son recursos construidos o desarrollados en otras latitudes que, si bien son adoptados en nuestro país y reelaborados con un sentido propio, no dejan de ser elementos transnacionales con lógicas vinculadas a un campo semántico global. (…) La exposición incluye piezas que abordan cuestiones de género, disidencias, etc., pero estas agendas también son globales, aunque podamos adoptarlas desde un punto de vista local”.

Dicho esto, el panorama de obras seleccionadas advierte la conformación de destacadas poéticas específicas, que en el recorrido se hilvanan por similitudes, diferencias, búsquedas, hallazgos. En el inicio no podría ser más pertinente como marco de lo planteado la irrupción de la impactante obra “Bandera”, de Sergio Avello, cuyos tubos de luz recuerdan al conceptualismo y emulan la bandera argentina encendiéndose y apagándose de manera intermitente, como metáfora de un país que no termina de arrancar ¿o detenerse? En la misma sala, las obras bidimensionales monocromas de Analía Sabán establecen un diálogo entre la tecnología (con imágenes de circuitos computacionales) y el textil desde una mirada crítica.

Cuerpos presentes y ausentes

En la siguiente sala, el cuerpo aparece por ausencia, presencia, opresión, sensualidad. Las acuarelas y tintas de la serie Vírgenes Cholas, de La Chola Poblete, se sitúan en la intersección entre saberes artísticos y culturas ancestrales, la colonización, la discriminación por raza y género, los estereotipos, hasta aludir con cierto humor a las categorías del arte como se lee en la frase “pop andino travesti”. Las pinturas monumentales de Amparo Viau impactan por la estridencia cromática representando universos imaginarios anclados en la cultura (en este caso toma un personaje prototípico italiano) con seres humanos y no humanos en vínculos sensuales, amorosos, lúdicos.

Justamente son cuerpos y personas lo que abstrae la destacada instalación “Abducción”, de Alicia Herrero, quien trabaja desde la abstracción geométrica presentando un gráfico de torta vinculado a la estadística. Esa ilustración plantea distintas perspectivas sobre la distribución del ingreso en 2020 (dando cuenta de la desigualdad social y económica global) en el mundo y sólo desde un punto es posible verlo completo a partir de la técnica de la anamorfosis. Otra importante instalación es la de Mauro Giaconi conformando un muro con páginas de libros sobre las cuales se extiende el dibujo de un alambrado –casi una grisalla–, el cual simboliza la censura o clausura de la historia y la memoria.Sergio Avello compuso su obra “Bandera” con tubos de luz que se encienden y se apagan. ¿Metáfora del país?
"Conjeturas", en Fundación Proa. Fotos: Proa

Sergio Avello compuso su obra “Bandera” con tubos de luz que se encienden y se apagan. ¿Metáfora del país? «Conjeturas», en Fundación Proa. Fotos: Proa

Otra característica del arte contemporáneo, que advierte la exposición, es la existencia de artistas que trabajan en otros países y cuyas obras remiten a su cultura y geografía de origen, mientras están quienes hablan de lo propio desde un lenguaje global. También hay creadores en el exterior con obras referidas a temas y contextos distintos de los de su lugar de nacimiento. Los tránsitos momentáneos a través de residencias internacionales alientan, además, cierta ubicuidad.

Dolores Zinny & Juan Maidagan conforman un dúo artístico radicado en el exterior desde hace tres décadas. En esta oportunidad presentan una nueva versión de un proyecto concretado en 2002. De estética geométrica, el trabajo está conformado por paneles de vidrio que en su primera versión ofrecían distintos tonos de verde. Ahora, esos verdes pierden espacio a favor de anaranjados, rojos, marrones, amarillos, negros, en alusión al fuego, la sequía y el calor. “Pensamos en esos mapas aéreos que usan para representar gráficos de las desertificaciones y, más nosotros siendo de Santa Fe”, explican. Mientras Juan Sorrentino lleva a explorar el sonido de acuerdo a cómo rebota en los objetos circundantes con una instalación poética de un gran cono metálico –especie de escaner del espacio– que flota y gira sobre un estanque de agua. En tanto, el video de Alan Martín Segal propone un paisaje emocional y problemático de Buenos Aires tomando ideas del libro La cabeza de Goliat de Ezequiel Martínez Estrada."Conjeturas", en Fundación Proa. Fotos: Proa

«Conjeturas», en Fundación Proa. Fotos: Proa

La pedagogía como acercamiento

Resulta destacable el carácter pedagógico que acompaña a la exposición, a través de textos de sala esclarecedores de cada núcleo conceptual y trabajo. Se suma al final del recorrido un video donde cada artista se refiere a su proceso creativo. Una forma de acercar a todos los públicos la riqueza del arte contemporáneo.

En la última sala se lee: “Las obras de Silvia Gurfein, Mariela Scafati, Elena Dahn y Andrés Aizicovich oscilan entre la pintura y la escultura, la forma y el concepto, la contemplación y la performatividad. Sus planteos involucran una reflexión sobre el arte, su presente y su historia, sus formatos y materialidades, eludiendo las marcas locales. Son piezas que podrían encontrarse en cualquier lugar del mundo… ¿o no? Más elementos para el debate conjetural”.

Gurfein propone una sensible arqueología del óleo a manera de “restos” preciosos para construir esculturas diminutas y cuadros de líneas sintéticas. La pintura en Scafati se centra en la relevancia del monocromo y del lienzo para llevarlos hacia una experiencia en el espacio. El trabajo de Aizicovich aborda la historia de objetos y materiales entre la memoria cultural y la familiar. Y la historia del arte occidental se hace presente, asimismo, en la intervención de Dahn, quien interroga el cuerpo femenino tomando la representación del torso y de las mamas para referirse a otros modelos y percepciones posibles.

"Conjeturas", en Fundación Proa. Fotos: Proa

«Conjeturas», en Fundación Proa. Fotos: Proa

Adriana Rosenberg, presidenta de Proa, señala: “En una era donde las redes difunden información sin dar cuenta quién ha escrito o creado una imagen, cambia la noción del origen. La genética dice que sí es importante… ¿y la cultura? Estos son muchos de los temas que estamos viendo. Al no haber respuesta, consideramos mejor plantearlos.”

Al ingresar, transitar y salir del edificio, grandes círculos negros, de Iara Freiberg, intervienen la arquitectura e impulsan a replantear cierta lógica y expectativa como suele hacer el arte contemporáneo de aquí y de allá.

Fuente: https://www.clarin.com/revista-n/hipotesis-origenes-existe-arte-argentino_0_Yh82wvH5TN.html