«EnTrentenerte», uno de los espectáculos más vistos en Mar del Plata. Junto a la muestra del Tren Museo se encuentra el circo del «Bicho» Gómez, que presenta un show que narra la historia en la cual la red ferroviaria argentina trasladaba espectáculos circenses hasta los lugares más recónditos del país, donde se desplegaban grandes carpas y una paleta de atracciones. 

POR CLAUDIO BENITES

Enviado especial

Visita al Tren Museo Itinerante

Viajar al tiempo en el que el tren fundaba pueblos y vidas y, en particular, a aquellos viajes en los cuales trasladaba espectáculos circenses hasta los lugares más recónditos de la Argentina del siglo XIX son las propuestas centrales del ciclo «EnTrentenerte», que reúne en la vieja estación ferroviaria de Mar del Plata al Tren Museo de Trenes Argentinos y el circo del «Bicho» Gómez que despierta a diario el interés de centenares de residentes y turistas.

En el siglo XIX y con sus 47.059 km de vías, la red ferroviaria argentina llegó a ser una de las más extensas del mundo, y aún hoy, pese a que muchos ramales están en desuso, sigue siendo la más extensa de Latinoamérica. El ferrocarril era entonces el medio de transporte más rápido, seguro y confortable. Posibilitaba además que muchos pueblos no quedasen incomunicados a causa de la lluvia, en un tiempo en el cual había pocas rutas asfaltadas y la mayoría de los caminos eran de tierra.

Foto Alejandro Moritz

Fue en uno de esos pueblos del interior profundo argentino, donde un maquinista observó un día, junto a la estación, una enorme carpa de circo, rebosante de luces y maravillado por lo que veía, le dijo al dueño que debía llevar ese espectáculo por todo el país.

Fue así como desde ese momento, ese circo y otros tantos, recorrieron el territorio nacional a bordo de los trenes de entonces. Y esa conjunción se ve hoy revivida por el ciclo «EnTrentenerte», el cual plantea una muestra a lo largo de los nueve vagones del Tren Museo, así como asistir al circo del «Bicho» Gómez, el espectáculo diario con funciones de 45 minutos que encabeza el comediante Marcos Gómez. El espectáculo circense narra la historia en la cual los circos viajaban en trenes de ciudad en ciudad, donde desplegaban sus grandes carpas y una paleta de atracciones.

EL DESCUIDO QUE LLEVÓ A UN MAQUINISTA A CALZARSE UNA NARIZ Y CONVERTIRSE EN UN DICHOSO PAYASO

Allá por los años 1800 y tantos, el ferrocarril unía pueblos, enlazaba regiones, aseguraba conectividad, aún en tiempos de lluvias y desplegaba sus ramas por más de 45.000 kilómetros en todo el territorio nacional. Y así iban los trenes: transportaban mercaderías y sueños, reencontraban familias y llevaban sustento a los lugares recónditos.

Fue entonces que un día un maquinista de uno de esos convoyes llegó a un pueblo de provincias y se sorprendió al ver, en un predio lindante con la estación, a una enorme carpa de circo, el cual deslumbraba con luces y vivos colores.

La curiosidad y el asombro fueron factores determinantes para que, concluida su tarea de conducir el negro bólido humeante, que ya descansaba de su intenso trajinar, junto a los varios vagones, decidió ir a ver de qué se trataba este circo.

El maquinista quedó «maravillado» con el espectáculo, a tal punto que, terminada la función, le preguntó al dueño por qué no llevaba este espectáculo a otros lugares. «¡¿Cómo voy a poder trasladar este gran circo? No hay transporte que pueda hacerlo!»

Entonces el maquinista, pensó unos instantes y lanzó una propuesta: «Vamos a llevar este gran circo, en mi gran tren».

Y así, el circo comenzó a viajar por todos los pueblos vecinos y no tanto, llevando la diversión a sus habitantes, siempre en el gran tren del maquinista.

Un día el tren partió de un pueblo hacia otro, y el maquinista solo advirtió que se había olvidado al payaso cuando la formación llegó a su destino.

«¿Y ahora qué hacemos?», dijo el maquinista. «No sé, vos provocaste este problema y vos tenés que resolverlo», le respondió el dueño del circo. Entonces el maquinista no tuvo más remedio que calzarse la nariz de payaso, acomodó su vestimenta y se sumó al espectáculo en reemplazo del olvidado.

El desafío de un nuevo oficio, desconocido, no hizo más que incentivar al maquinista, que no solo cumplió con esa tarea ese día, sino que poco a poco se fue sumando al elenco del circo, hasta que finalmente dejó su puesto frente a la máquina, para enfrentar al público cada día y contarles, a todos, su historia.

De esa manera se conjugaron el tren y el circo, allá lejos, y hace tiempo, antes que las carreteras y los camiones desplazaran al ferrocarril como medio de transporte natural de ese espectáculo.

Esta historia que, aseguran, es absolutamente cierta es relatada al inicio del espectáculo circense que forma parte del Ciclo «EnTrentenerte» como una manera de explicar la unión del Tren Museo Itinerante con el Circo, una iniciativa que ya recorrió más de 1.300 kilómetros de vías, llegando a 15 destinos de dos provincias (La Pampa y Buenos Aires) y que fue visitado por más de 35.000 personas.

La historia del payaso maquinista

Desde el 14 de enero, lo que es la segunda edición del ciclo, se encuentra en Mar del Plata, donde permanecerá hasta el 13 de febrero.

Andrea, Raúl y Martina, su hija de 16 años, viven en La Feliz y se enteraron por los medios de comunicación que el tren y el circo estaban abiertos al público, de manera gratuita, en el predio de la vieja estación ferroviaria.

«Estamos maravillados por lo que vimos –cuentan a dúo Andrea y Raúl-. Esto es muy gratificante porque nos lleva a conocer un poco más de la historia de los ferrocarriles y poder apreciar reliquias de hace tantos años y ver lo que eran los trenes años atrás».

«Además –interviene entusiasmada Martina- hay juegos interactivos muy divertidos y está lo de la historia de la Moneda, que es muy interesante y el Vagón Presidencial, con cosas que no sabía que ya existían en ese entonces».

Los nueve vagones constituyen una experiencia digna de disfrutar

En los dos primeros coches, están dedicados al programa Recreo, de la provincia de Buenos Aires, una nueva forma de conocer los diversos atractivos de los destinos bonaerenses, a través de políticas públicas que promocionan la cultura, el turismo, las identidades y las economías locales de los 135 municipios.

Juegos interactivos, una caminata virtual por distintos lugares de la provincia, un espacio para dibujar, jugar juegos de mesa o tocar los timbales (instrumento de percusión), constituyen el regocijo de grandes y chicos.

Martina, la guía de 19 años que estaba en el momento de nuestra visita a cargo del primer vagón, comentó que «los chicos se divierten mucho con los juegos interactivos, pero los grandes no se quedan atrás y juegan a la par de los niños».

Fabián, Rosana, Magalí de 7 años y Nazareno de 5, avanzaban asombrados camino ya al tercer vagón. «Esto es muy bueno, muy ilustrativo y educativo. Los chicos aprenden jugando lo que eran los trenes y su historia. Realmente es un acierto y una buena noticia que esté en Mar del Plata».

El tercer vagón del convoy viajero, está dedicado a la Casa de la Moneda, donde se expone en un audiovisual, la historia de la moneda en el país y se exhiben piezas de estampillas, monedas y billetes.

Foto Alejandro Moritz

El cuarto vagón es una de las principales atracciones: contiene el coche cine que recorría las vías patagónicas en el recordado Expreso Arrayanes, uniendo Buenos Aires con Bariloche. Allí, en un video de ocho minutos, se desglosa gran parte de la historia del ferrocarril, pasado, presente y futuro.

La unidad, fabricada en Japón por la empresa Hitachi en 1962 como coche Pullman, fue refaccionada y convertida en cine en 1968 en talleres argentinos y allí se filmaron escenas de la película «El Profesor Patagónico», protagonizada por Luis Sandrini.

Hoy la proyección del video se realiza con tecnología digital moderna, pero aún se conserva en el vagón, el viejo proyector.

El quinto coche es otra de las estrellas de la muestra: el coche presidencial, que utilizó Juan Pablo II para viajar a Luján durante su visita a la Argentina en 1982. Una unidad fabricada en 1950 en los Países Bajos, que cuenta con aire acondicionado, calefacción central, unidades de comunicación en todas las habitaciones, una sala de estar y otra de reuniones y detalles en las paredes de una increíble belleza.

El sexto vagón es uno de los tradicionales «Pullman», un coche donde los detalles de confort, eran todo un adelanto para la época.

En tanto que el sexto coche, un CT 1517 fabricado en la cordobesa Materfer, fue adaptado específicamente para exponer parte del acervo del Museo Nacional Ferroviario, un recorrido por la historia con piezas que nos retrotraen a un pasado de esplendor de los ferrocarriles.

Finalmente, el octavo vagón es el salón bar, que viajaba con el expreso El Libertador, el cual unía Retiro con Mendoza. El noveno integrante del convoy es el coche furgón que encierra toda la logística y no está habilitado para visitas.

Foto Alejandro Moritz

La refacción del convoy se realizó cuidando el medio ambiente, reutilizando coches que tenían como destino transformarse en chatarra. Su puesta en valor, realizada por alrededor de 40 trabajadores del Taller Junín Ministro Mario Meoni, con una inversión que representó el 8% de lo que hubiese costado comprar coches nuevos.

Una vez recorrido el tren, los visitantes se dirigen al circo, aunque algunos hacen el recorrido inverso o utilizan dos días, uno para cada espacio.

Según explicó a Télam Manuel Santos, encargado de relaciones institucionales del circo e integrante del elenco, el espectáculo tiene una duración de aproximadamente una hora, que es la mitad del espectáculo normal, «ya que lo hemos adaptado a este ciclo con el Tren».

Son 20 personas sobre el escenario que desarrollan un espectáculo de malabarismo, acrobacias con cama elástica, de piso, con la hamaca rusa, trapecios y los infaltables payasos, todo bajo la dirección general del Bicho Gómez.

Silvana vino junto a su hija Isabela a vacunarse, ya que junto al tren se encuentran ubicados dos vagones del Plan Vacunarte del Gobierno de la provincia de Buenos Aires y vieron el Tren Museo y el circo y decidieron ver de qué se trataba, ambas dijeron estar «maravilladas» por la experiencia.

Sofía, su marido Gabriel y su hija Malena de 12 años, salían del circo con una «alegría desbordante», conforme contaron a esta agencia. «Me gustó mucho el circo, sobre todo la cama elástica», dijo la niña.

Yair, uno de los guías, comentó que la reacción de la gente, es similar en todos los casos a estos testimonios y que se siente «orgulloso» de formar parte de este Tren Museo, que luego de Mar del Plata seguirá entregando historia a lo largo y a lo ancho del país.

UNA REIVINDICACIÓN AL TREN FUNDACIONAL Y A LA TRADICIÓN CIRCENSE QUE «MARAVILLA» A GRANDES Y CHICOS

El ciclo «EnTrentenerte», una iniciativa de Trenes Argentinos, que ya recorrió más de 1.300 kilómetros de vías y llegó a 15 destinos de dos provincias (La Pampa y Buenos Aires) concitó opiniones coincidentes entre el público que lo visitó el fin de semana pasado en Mar del Plata, su actual plaza. «¡Qué maravilloso que es todo!», fue la expresión casi unánime de las personas que brindaron su testimonio a Télam.

Alejandro y Bettiana llegaron con sus hijos Samuel (5 años) y Renata (2), con quienes recorrieron el tren de punta a punta. «Nos enteramos (de la presencia de museo y el circo itinerantes) por las (señales de) noticias y sacamos el turno (de ingreso) por internet», dijo entusiasmado Alejandro. «Lo disfrutaron muchísimo», respondió cuando fue consultado por cómo habían vivenciado sus hijos el espectáculo.

Bettiana comentó que «a Samuel lo que más le gustó fue el Vagón Museo». «¡Y la Casa de la Moneda!», agregó el niño presuroso y entusiasmado. Tras el recorrido por el tren se encaminaron hacia el circo, para disfrutar del otro espectáculo.

Mónica y Adrián son una pareja de Mar del Plata que descubrieron que estaba el tren «por las redes sociales», contó Mónica. Y dijo haber quedado «encantada con cada espacio», aunque lo que más gustó fue «la Casa de la Moneda».

Por su parte, Adrián dijo que él «viajaba en tren, en camarote» y que visitar el Tren Museo fue «como volver a vivir. Está hermoso el tren», sentenció.

Silvana salía junto a su hija Isabela de ver la función del circo diciendo que el espectáculo fue «maravilloso». Comentó que vinieron a vacunarse «y vimos el tren y el circo y decidimos ver de qué se trataba».

En el andén contiguo al que se encuentra estacionado el Tren Museo, se han ubicado dos vagones del Programa Vacunarte del Gobierno bonaerense, al cual acuden las personas para cumplir con el Plan de Vacunación contra el Coronavirus.

Sofía, Gabriel y su hija Malena (12) también son de Mar del Plata y vieron el tren y el circo cuando pasaban de modo casual por el lugar. «Averiguamos, sacamos el turno y vinimos. No nos arrepentimos porque es algo increíble», dijo Sofía.

«Y, además, es gratis. Algo que no es común en estos tiempos. El tren es algo hermoso, muy bien presentado, con muchas cosas para que los chicos se entretengan y el circo es un espectáculo de primera», agregó Gabriel.

Soledad y Ricardo también acababan de ver el espectáculo del circo junto a sus hijos Uma (8) y Milagros (6). «Lo que más me gustó fueron los malabares», soltó Uma rápidamente, pero Milagros no quiso quedarse atrás y agregó que para ella «lo mejor fue el final», donde se presentan los 20 integrantes del elenco en una coreografía con mucho colorido y precisión.

Neila (10) y Mara (12), parecen estar solas a la salida del Circo, pero ante la pregunta señalan a la mamá, Carolina, que está unos pasos más allá, «porque le da vergüenza hablar en el micrófono».

A Neila le gustó el número de malabares y a Mara, el de los «aros», una disciplina de destreza con aros enormes «y de paso nos vacunamos», dijeron al unísono.

Víctor y Cristina viven en Tigre y estaban de vacaciones en Mar del Plata, y dijeron con asombro que «no sabíamos que estaba el tren acá. Apenas nos enteramos nos inscribimos y acá estamos. El circo es estupendo y el tren una maravilla que nos devuelve un poco al pasado y nos reivindica con este medio de transporte», sostuvo Víctor.

Graciela comentó orgullosa que habían venido a ver el espectáculo del circo y recorrer el tren, cuatro generaciones, ya que con ella vino su hija Perla, que vive en Córdoba, junto a su hija Mónica de 13 años, nieta por supuesto de Graciela.

Además, estaba otra hija, de nombre también Graciela, con su bisnieto, Lucas, de 4 años. «Nos pareció hermoso y a Lucas lo que más le gustó fueron los payasos», remarcó ante la mirada vergonzosa del pequeño.

Fuente: Télam