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  • La mona vivió hasta los 4 años como «mascota».
  • Hoy tiene 17 años, formó pareja y tuvo dos crías.
  • En el Día del Veterinario, que se celebra cada 6 de agosto, los especialistas cuentan cómo debieron enseñarle a comer y vincularse con otros monos.

Angá tiene 17 años, está en pareja y tiene dos hijos. En realidad, lo que ella tiene son dos crías, ya que se trata de una mona carayá recuperada del tráfico de animales. Llegar a este presente no fue fácil: durante aproximadamente 4 años la mona vivió como “mascota”, lo cual dejó secuelas de todo tipo. Tras su rescate, los especialistas no sólo se ocuparon de las consecuencias en su salud sino que, básicamente, le enseñaron cómo ser mona otra vez.

Cuando este animal llegó al Bioparque Temaikèn, su estado general lejos estaba de ser óptimo: a simple vista se notaban su bajo peso, el pelaje opaco y deslucido, el desgaste dentario y la alimentación inadecuada que había llevado hasta ese momento.

Natalia Demergassi, veterinaria y responsable de manejo y ciencia animal en Fundación Temaikèn, explicó a Clarín que, al principio, Angá “mostraba comportamientos atípicos para su especie, miedo frente a otros monos carayá y poca capacidad de socialización”, pese a que estos animales no sólo son sociales, sino que viven en tropas familiares.

La segunda vida de Angá

Después de tanto tiempo viviendo en un entorno doméstico, todo en la vida de Angá representaba un desafío. Sus primeros años de vida había estado rodeada tanto de personas como de animales de compañía, “sin contacto con individuos de su especie y bajo condiciones distantes de su biología y comportamiento natural”, destacó la veterinaria.

Entonces, cualquier actividad propia de un mono le resultaba ajena. El aprendizaje incluyó alimentación, vinculación con otros ejemplares de su especie y también lo relativo a pareja y reproducción.Angá, junto a su pareja y una de sus crías. Foto gentileza Temaikén.Angá, junto a su pareja y una de sus crías. Foto gentileza Temaikén.

En el Día del Veterinario, que se celebra cada 6 de agosto, Demergassi rememoró cómo fue la labor con el primate que necesitaba adecuarse a todo eso que, aunque debía serle natural, le había sido negado: “El trabajo fue arduo y a la vez motivante, ya que había muchas etapas que ella debía gestionar en su proceso de readaptación a la vida de un mono carayá”.

Para ello intervinieron cuidadores, técnicos y especialistas en comportamiento para desarrollar un plan específicamente diseñado para Angá y sus particularidades. “En primera medida, se fue conociendo cómo es ella, sus preferencias y sus necesidades, para poder facilitar estos procesos y que en cada etapa contase con las herramientas para afrontarla exitosamente”, aseguró la veterinaria.Angá logró reproducirse naturalmente y tuvo dos crías sanas. Foto gentileza Temaikén.Angá logró reproducirse naturalmente y tuvo dos crías sanas. Foto gentileza Temaikén.

El reto más urgente fue mejorar su condición física y de salud general, ya que la mona tenía un deterioro importante. Al mismo tiempo, había que trabajar en su nutrición. “Los carayá son primates folívoros (su dieta se basa principalmente en hojas), y Angá había recibido una alimentación que no era la propia para la especie, como alimento de perro y arroz, entre otros ingredientes, por lo cual debió también aprender a comer plantas y vegetación natural”, explicó la especialista.

Y amplió: “Paralelamente, se inició un proceso progresivo de readaptación comportamental, con foco en disminuir el estrés, promover los comportamientos naturales y facilitar el contacto con otros individuos de su especie”.La familia completa: Angá, su pareja y las dos crías. Foto gentileza Temaikén.La familia completa: Angá, su pareja y las dos crías. Foto gentileza Temaikén.

El desafío de aprender a vivir entre monos y convertirse en madre

Una vez resueltas las cuestiones urgentes, los especialistas se dedicaron a la socialización, lo cual describieron como “un proceso sumamente complejo”. Acostumbrada a vivir entre humanos, Angá sentía miedo y gritaba intensamente ante la presencia de otros animales de su especie.

“Con trabajo constante, monitoreo, respeto por sus tiempos y observando las respuestas de adaptación graduales, logró integrarse a un grupo social”, contó la veterinaria. Además, detalló que los monos carayá tienen “complejos vínculos” dentro de ese grupo, algo que también se pudo sortear.

Cada paso en la nueva vida de Angá fue celebrado como lo que era: un gran logro. Así, después del proceso de socialización y bajo condiciones adecuadas, la mona formó pareja con un macho. La vocera de Temaikèn explicó que todo se dio de manera progresiva, hasta que el animal logró reproducirse de forma natural y tuvo dos crías.

“En esa etapa materna -y a pesar del tiempo pasado conviviendo entre seres humanos-, Angá supo instintivamente cómo comportarse y manifestó comportamientos materno-infantiles adecuados, como amamantar, acicalar, cargar y proteger a las crías”, aseguró."Angá supo instintivamente cómo comportarse y manifestó comportamientos materno-infantiles adecuados", dijo Demergassi. Foto gentileza Temaikén.«Angá supo instintivamente cómo comportarse y manifestó comportamientos materno-infantiles adecuados», dijo Demergassi. Foto gentileza Temaikén.

En ese marco, la especialista destacó que, “contando con un entorno favorable y luego de su recuperación física y comportamental logró llevar adelante dos crianzas exitosas con crías sanas. Hoy tiene 17 años y vive en su grupo social y familiar compuesto por ella, su pareja y sus dos crías”.

Sin embargo, el caso de Angá -que no pudo volver a su hábitat- representa el 95% de los rescates de su especie. La veterinaria enfatizó así por qué no se debe “mascotizar” a este tipo de animales: “Los monos carayá son silvestres y autóctonos. Tienen necesidades ambientales, dietéticas y sociales muy específicas, que no pueden ser cubiertas en un entorno de vida con personas. Además, su tenencia ilegal contribuye al tráfico de fauna, que constituye hoy una de las mayores causas de pérdida de biodiversidad”.

Fuente: https://www.clarin.com/familias/anga-mona-caraya-recuperada-trafico-animales-aprendio-convivir-especie-convirtio-madre_0_kQUGyZcpXC.html